Índice y miscelánea. JHP
Belleza de un fragmento de hoja de Calathea Musaica
Queridos amigos:
Hoy, tras este número de Sinapsis tendremos un descanso hasta septiembre.
A continuación enumero los apartados de este número:
1) Índice y miscelánea
https://joaquinperal.blogspot.com/2025/08/indice-y-miscelanea-jhp.html
2) ¿Amistades rotas por la política?. A. Fierro y E. Lindo
https://joaquinperal.blogspot.com/2025/08/amistades-rotas-por-la-politica-alfredo.html
3) Opinión. Gobernar a cualquier precio. J.de D. Colmenero
https://joaquinperal.blogspot.com/2025/08/opinion-gobernar-cualquier-precio-jde-d.html
4) Para lograr un nunca jamás. JHP
https://joaquinperal.blogspot.com/2025/08/para-lograr-un-nunca-jamas-jp.html
5) Historia de la Ciencia. 11º Entrega. 2ª parte. F. Soriguer
https://joaquinperal.blogspot.com/2025/08/historias-de-la-ciencia-11-entrega-2.html
6) Cultura. Literatura y Jazz
https://joaquinperal.blogspot.com/2025/08/cultura-literatura-jazz.html
7) Temas de actualidad que a veces no queremos leer. Caparrós, Rizzi. Borrell
https://joaquinperal.blogspot.com/2025/08/temas-de-actualidad-que-veces-no.html
8) Divulgación. Ciencia. Artículos de Interés
https://joaquinperal.blogspot.com/2025/08/divulgacion-ciencia-articulos-de-interes.html
9) Puro, blanco y letal. Irene Vallejo
https://joaquinperal.blogspot.com/2025/08/puro-blanco-y-letal-irene-vallejo.html
Como habéis podido apreciar Sinapsis va "cargadita". Espero que en este agosto os entretengan los artículos.
Más abajo comparto como anexo también dos breves escritos que reencontré gracias a una amiga y también podréis escuchar una pieza de John Coltrane.
Espero que estéis bien. Cuidaos mucho. Un abrazo y hasta septiembre.
***
Días pasados una amiga me recordó un breve escrito que publiqué hace unos años y sin embargo lo tenía yo olvidado. Por ello lo transcribo otra vez para compartirlo con vosotros. La lectura de este me llevó a otro y también lo comparto en un día tan caluroso como hoy.
Montaña rusa
JHP
Los sentimientos, los estados de ánimo, el bienestar o la sensación de sentirse triste o contento presentan oscilaciones o cambios que me recuerdan a la montaña rusa de los parques de atracciones. Mesetas, subidas y bajadas bruscas… En fin así es la vida. Para algunos individuos los periodos de cambio pueden ser más intensos o prolongados que para otros. Quizás allí está obrando el azar o la suerte, tan difícil de definir y entender.
Nuestro desarrollo de la inteligencia y los avances en el conocimiento nos permiten ver el mundo o la vida probablemente diferente a como la perciben los animales cercanos a nosotros, en cuanto a análisis y deseo de la felicidad. Según las circunstancias de cada individuo humano la felicidad puede ser distinta aunque siempre ésta sea efímera.
Nuestra conciencia de la mortalidad y del hasta ahora invencible envejecimiento nos sobrecoge en determinadas etapas de la existencia. Cuando se es joven uno lo sabe pero ese conocimiento no se funde con los sentimientos.
La mayoría de las cosas que nos pasan en la vida dependen por una parte de lo que hagamos y de los valores que guíen ese hacer pero están también todos los otros imponderables que nuestra propia biología y el entorno nos imponen.
Me subo a la “montaña rusa” y en su ascenso y meseta fluyen los recuerdos del cariño familiar en la infancia, el enamoramiento, el conseguir objetivos muy deseados, las caricias y el rostro de la persona que se ama, el amor y el logro de encaminar bien la vida de nuestros hijos, la ausencia de enfermedad, el calor irremplazable de la amistad y miles de momentos de esa breve y pulsátil felicidad. Luego viene el descenso en la montaña o casi siempre se intercalan estos momentos y se percibe la tristeza, se siente el dolor y las limitaciones físicas o el sufrimiento sentimental, los fracasos, los errores, la enfermedad, la soledad y el no poder revertir los dictámenes de la biología. Como broche de ese sentimiento negativo pienso que quizás hubiese sido mejor no tener consciencia de la vida y de la muerte y no creer que con nuestras actos modificamos los designios de las moléculas biológicas que nos componen.
Corto con estas elucubraciones y aprovecho el tiempo. Iré más tarde a ver a mis amigos, luego caminaré junto al mar y si es posible llevaré a mi perro para hablar también un rato con él.
Hoy voy a intentar estar en la fase de ascenso de la montaña. No veré ni escucharé a los ineptos políticos que parecieran que han olvidado el pasado y se empeñan en retroceder en la historia. Trataré de aislarme aunque sea por un rato de la realidad. Mientras espero una llamada de mis hijos, con una copa de vino y unas tapas de queso, me siento a mirar por la ventana el hermoso paisaje que me rodea y sueño y recuerdo los fragmentos temporales de felicidad vividos. Lo demás se producirá seguramente sin que yo pueda hacer algo para impedirlo. ¿O no?.
***
El clima y los estados de ánimo
JHP
Como el caminante observador de una de las obras de Muñoz Molina (“Un andar solitario entre la gente”), paso en cortos periodos de tiempo del placer de conocer arte, literatos, historias brillantes de la humanidad a la desesperación de constatar las dimensiones de la estupidez y de la maldad humana. Todo ello mientras doy un paseo y hojeo la prensa diaria durante un día de calor intenso en esta hermosa Andalucía.
Miro por encima el periódico y veo la torpeza y peligro para los ciudadanos del mundo que significan algunos líderes mundiales aunque también los nacionales y europeos.
Leo sobre la guerra en el este de Europa y siento desesperación. Veo las fotos que reflejan el genocidio en Gaza y me hundo en el pesimismo y en la rabia.
Abandono el periódico y sigo caminando. Veo que cerca de casa se está celebrando lo que algunos llaman la “fiesta” y que es simplemente la reunión para presenciar y disfrutar de la muerte previa tortura de un hermoso animal como es el toro y estamos en el siglo XXI…
Aunque es conocida la influencia del clima y el entorno en nuestras apreciaciones y sensibilidades, lo constato una vez más en persona. En estos días de intenso calor tengo la sensación que este me hace inclinarme hacia determinados gustos, temas o análisis de problemáticas sociales o personales concretas. Por el contrario, en las temporadas de frío sin duda que también éstas condicionan mis apetencias y respuestas y probablemente me lleven a transitar hacia otras temáticas.
Los cambios en el clima y las temperaturas extremas afectan a nuestro ánimo. Así como la reducción de la luz solar y el frío habitual del invierno tienen una importante repercusión psicológica en muchas personas, el calor extremo también puede influir en el temperamento afectando nuestro estado emocional.
Nerviosismo, apatía, mal humor, insomnio… Esto es lo que siento en estos días tórridos de verano. Siento tanta irritabilidad por este día tan caluroso que recuerdo unos pensamientos de un personaje de El Extranjero de Camus que se sentía espoleado a la violencia, víctima del calor. Las temperaturas extremas tienen indudables consecuencias en nuestro estado anímico.
Según los científicos, el denominado trastorno afectivo estacional engloba buena parte de las alteraciones que ocasiona el clima en la salud mental de las personas.
Al parecer hay evidencia científica donde se aprecian asociaciones robustas entre los episodios de olas de calor y el aumento de desórdenes emocionales y del comportamiento (incremento de la irritabilidad, de la violencia y abuso de sustancias tóxicas: alcohol, medicamentos, drogas). El calor y el mal humor también se mezclan. La ciencia lleva años intentando explicar el porqué. Según varios estudios, esos grados elevados de temperatura alteran los niveles y el equilibrio de la serotonina y dopamina, neurotransmisores relacionados con las emociones. Y a todo esto se suma la falta de sueño o cambios en la convivencia.
Somos animales con un desarrollo extraordinario del sistema nervioso lo que nos da la conciencia de nuestra situación en este rinconcito del universo pero que no logra que controlemos bien nuestras reacciones ante la influencia de los climas extremos. Y lo que nos espera con el cambio climático…
En este día tremendamente caluroso y agobiante me evado con la lectura y en compartir más tarde con otras personas estas elucubraciones sobre el clima y las respuestas humanas. Seguramente hoy el clima condiciona mi pensamiento.
Sin embargo, a pesar de mis sensaciones pesimistas exageradas al final del paseo presencié un hecho tan llamativo que me devolvió el optimismo en estos días. En la acera y bajo un sol radiante y con extremo calor estaba caído un hombre de unos sesenta y cinco años. Me acerqué le hice unas preguntas y valoré que no tenía nada grave. Respondía con claridad, pero muy conciso. Solo decía que no se podía mantener en pie. Junto a él había tres mujeres y un hombre que lo protegían del sol con unos cartones a modo de sombrillas, le daban agua, le confeccionaron un cojín con una toalla para que apoyase la cabeza y le abanicaban hasta que llegara la ambulancia que ya habían llamado.
Tardó esta mucho en llegar la ambulancia y allí a pesar del intenso sol nadie se movió y todos siguieron protegiéndolo y animándolo. Me sorprendió sobre todo una chica joven sonriente llena de tatuajes y piercings que lo abanicaba y lo trataba con afecto, empatía y cariño dándole unos suaves masajes en el pecho vertiendo pequeñas cantidades de agua sobre el tórax y la cabeza. Me enteré allí que todos conocían, aunque solo de vista al hombre, dado que era del barrio y cuyo nombre era Juan. El hechizo solidario se rompió cuando llegó el de urgencias tras cincuenta minutos de espera y subió a Juan a la camilla como si fuera solo un bulto a transportar.
La jovencita de los piercings seguía sonriente y nos ofreció a los mayores que allí estábamos a abanicarnos en la sombra. Me despedí de todos huyendo del calor y ni siquiera le pregunté los nombres a esas personas que me reanimaron también a mí en este día pesimista a sus inicios.
Sin duda que este incidente me hizo recuperar el optimismo y la serenidad. Luego me refugié en una hermosa sombra bajo los árboles del paseo del Parque de Málaga y me sumergí en la novela que llevaba en mi cartera. Creo que fueron los mejores antídotos para el malestar que sentía.
Probablemente como lector pensarás que he exagerado en este relato y quizás tengas razón, pero eso era lo que hoy me ocurría en este día desasosegante de verano.
Pieza musical de John Coltrane
https://open.spotify.com/intl-es/track/4S8DG8tGb3UHUlaBwhYP24?si=29dbaa28058e4c2d
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