Dardos musicales a la memoria. JP
Dardos musicales a la memoria
Joaquín Peral
Acabo de despertarme de un sueño en el que estaba escuchando un tema de Piazzolla titulado Oblivion y leo que según una de las traducciones esa palabra significa, olvido.
Tanto por sus notas musicales como por el significado de esa palabra, mis pensamientos me conducen al tema de la memoria y la desmemoria.
La memoria es una función del sistema nervioso imprescindible para la supervivencia. A lo largo de la vida se desarrollan o se ejecuta más, un tipo de memoria que otro. Memoria y aprendizaje van muy unidos. Pero cuando uno se va haciendo viejo, es decir ya entrado en la ancianidad, la memoria adquiere otro cariz. Se sabe que en la evocación de recuerdos no hay un gran objetividad ya que que éstos van matizados por las emociones y olvidos, quizás necesarios. Aún así, pareciera que necesitamos en esta etapa convocar a los recuerdos con más asiduidad. Pero la pérdida de las facultades de la memoria inquieta y sobrecoge.
Cuando tenemos ya muchos años, tiramos de las remembranzas para sentirnos mejor o hacer balances de la vida de cada uno.
La memoria humana, al igual que el ser humano en sí, es compleja y fascinante. Es a esta, a la que mayor atención prestamos y a la que mayor esfuerzo le exigimos en nuestras vidas ya que, nuestra existencia se desarrolla gracias a nuestra memoria, entre otras cosas. La vida está formada por recuerdos. La memoria es la capacidad de adquirir, almacenar y recuperar información. Somos quienes somos gracias a lo que aprendemos y recordamos. Sin memoria seríamos incapaces de percibir, aprender o pensar, y no podríamos expresar nuestras ideas ni tendríamos una identidad personal, porque sin recuerdos sería imposible saber quiénes somos y nuestra vida perdería sentido.
La memoria, leía en una enciclopedia, es una función del cerebro que permite al organismo codificar, almacenar y recuperar la información del pasado.
El cerebro humano de un individuo adulto estándar contiene unos 100 000 000 000 (cien mil millones) de neuronas y unos 100 billones de interconexiones o sinapsis entre estas.
No existe un único lugar físico para la memoria en nuestro cerebro. Esta está diseminada por distintas localizaciones especializadas. Mientras en algunas regiones del córtex temporal están almacenados los recuerdos de nuestra más tierna infancia, el significado de las palabras se guarda en la región central del hemisferio derecho y los datos de aprendizaje en el córtex parieto-temporal. Los lóbulos frontales se dedican a organizar la percepción y el pensamiento. Muchos de nuestros automatismos están almacenados en el cerebelo.
La memoria permite retener experiencias pasadas y, según el alcance temporal, se clasifica convencionalmente en: memoria a corto plazo, a medio plazo y a largo plazo (consecuencia esta de un reforzamiento permanente de las sinapsis gracias a la activación de ciertos genes y a la síntesis de las proteínas correspondientes). El hipocampo es una estructura del cerebro relacionada con la memoria y el aprendizaje. Una lesión o un proceso degenerativo de esta zona puede que ocasione la desaparición de la persona que uno fue.
Me pregunto si el recuerdo de cuando mi madre hacía mis comidas preferidas en la infancia están bioquímicamente estructuradas en alguna parte del sustrato celular del sistema nervioso. Probablemente sea así pero en este instante lo que me importa es que este recuerdo me produzca placer y nostalgia con la aparición a través de la memoria de esos instantes en los que mi madre me brindaba cariño y afecto. El recuerdo de la sensación placentera del cariño ¿serán también unas moléculas químicas descansando en la neurona o en el espacio interneuronal?
La primera chica que amé, escenas de la infancia de mis hijos, las incertidumbres y riesgos de la existencia, todo son partes de la memoria. En el instante en que escribo este párrafo aparecen a través de la memoria los recuerdos del relato de Borges,(Funes el memorioso) y también la imagen que construí en mi cerebro del Cementerio de los Libros Olvidados de Ruiz Zafón (La sombra del viento).¿Porqué?, no lo sé. Pura actividad cerebral sináptica.
La desaparición de los recuerdos, la disolución de los mismos, ¿serán alteraciones del metabolismo proteico celular o micro muertes parciales del tejido cerebral?. Quizás haya de todo un poco.
El escribir este breve y anárquico texto surge, como dije antes, tras escuchar una obra de Piazzolla titulada Oblivion que se puede traducir como olvido. Esa música, estimula la memoria, fluyen los recuerdos y quizás por su tonalidad y ritmo, arremete hacia áreas vinculadas a la nostalgia y a la tristeza con sensación de pérdida. En fin, pura materia.
Tras estos sentimientos y después de esta reflexión, creo que será mejor dejar a Piazzolla, que con su música en ocasiones deprime y pasarme a Enter Sandman de Metallica, o a The Trooper de Iron Maiden, a ver si se estimulan otras áreas con sus neurotransmisores y de ese modo logro que me transporte la música y sus sentimientos acompañantes, a una posición de firmeza y lucha para resistir a la desmemoria y al exceso de nostalgia.
Comparto tres enlaces musicales uno el mencionado de Piazzolla, otro una pieza de Metallica y finalmente una de Iron Maiden para huir del tedio y de la tristeza y pensar en sueños mejores aunque sean inquietantes.
Piazzolla
https://youtu.be/dF-IMQzd_Jo?si=iu2TIxLHvefWiNd9
Metallica
https://youtu.be/CD-E-LDc384?si=PF98S4q1WKeEZo-
Iron Maiden
https://youtu.be/X4bgXH3sJ2Q?si=c0dKM0KHxjQ-DOpW
Ya para descender esta montaña rusa musical termino con la fuerza sugerente de O Fortuna-Carmina Burana de Carl Orff
https://youtu.be/j8D6HElctOM?si=AdLZaGsyJidFOEJC
Bueno tras salir de un sueño empujado por la música y recorrer las dianas de estos estímulos sonoros en la memoria y en el funcionamiento cerebral, dejo de escribir esta especie de asociación libre errática y me sumerjo en otras elucubraciones con poco sentido. Hasta la siguiente...
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