Arte: Entrevista a Onfray y otro artículo recomendado

ARTE


I) Conversaciones sobre arte y sociedad con Michel Onfray


https://www.elmundo.es/papel/cultura/2023/11/27/65648536fc6c834b4b8b459d.html


CULTURA

 

Michel Onfray: "El mayor problema de nuestra sociedad es el narcisismo: gente que se hace selfis delante de las pirámides de Luxor o del Coliseo romano"

 

El famoso filósofo francés vuelve con 'Las razones del arte', donde defiende la belleza del arte contemporáneo y dice que nuestro narcisismo nos impide disfrutarlo. "Los selfis prueban que nos creemos el centro del mundo y las obras de arte son nuestro telón de fondo"

 

 

                                             El filósofo y ensayista francés Michel Onfray. (Joel Saget)

 

  • RAQUEL R. INCERTIS. El Mundo (Entrevista y artículo)

 

Para Michel Onfray, la vida es un permanente rifirrafe entre iniciados y no iniciados. Dicho de otra manera: un debate entre gente que sabe o quiere saber y gente que dice saber pero no sabe tanto como pretende hacer creer. Tendrán que perdonarnos el trabalenguas; hablar con un filósofo es, a menudo, así de complejo.

Fundador de la Universidad Popular de Caen y declarado "nietzscheano iconoclasta", Michel Onfray (Argentan, 1959) ostenta un lugar predilecto dentro de la intelectualidad gala: el del filósofo más popular, más mediático y más prolífico de la Francia del siglo XXI con más de un centenar de obras en su bibliografía. En su último ensayo, Las razones del arte(Paidós), hace un exhaustivo repaso al concepto del arte desde la prehistoria hasta la actualidad, a través de nociones como la inmanencia, la alegoría o la abstracción.

 

"El problema es que tenemos la impresión de que cierto tipo de arte es inmediatamente comprensible porque tenemos una aprehensión sensorial y no necesariamente intelectual", apunta Onfray respecto a los estigmas que circundan la noción de arte contemporáneo. "Es una estupidez no calificar al arte contemporáneo de arte por haber dejado de 'ser canónicamente bello'".


Conviene, aun así, que Las meninas de Velázquez son significativamente más disfrutables que La fuente de Duchamp, aunque con una mayor formación podrían cambiar las tornas. "Cualquier obra de arte alberga una intencionalidad que necesita ser decodificada antes de que podamos entenderla, ya sea una huella en una cueva prehistórica o la ausencia de una huella en una obra conceptual. No basta con la emoción; Duchamp lo entendió y aprovechó justamente eso".

 

Onfray comenta que, cuando era profesor de filosofía en una escuela técnica, sus alumnos le decían con frecuencia que sus hermanos pequeños podían replicar cualquier cuadro de Picasso con absoluta facilidad. "Al mismo tiempo, afirmaban comprender perfectamente toda la iconografía de un retrato de Luis XIV, pese a no haber vivido en esa época", prosigue vía Zoom desde su salón a la española hora de la siesta, que tan productiva es, en cambio, para él.

Hablando de las cuestionadas técnicas picassianas, le recordamos que el Museo Reina Sofía dio luz verde hace unas semanas a que los visitantes pudiesen hacerse una foto con el Guernica, algo terminantemente prohibido hasta este año. Desde entonces, cientos de turistas abarrotan la sala para capturar el cuadro y subir un selfi a Instagram. 

 

¿Vivimos en la era de la impostura?

 

Estoy acostumbrado a que cualquiera diga que puede pintar como Picasso

"El mayor problema de la sociedad actual es el narcisismo", critica. "Delante de las pirámides de Luxor o del Coliseo romano, por ejemplo, he visto a gente con palos selfi haciendo innumerables muecas y posturas. El selfi no es otra cosa que la prueba de que el mundo existe. Es decir, la prueba de la existencia de la Fontana de Trevi soy yo mismo delante de la Fontana di Trevi, así que la foto no está ahí para mostrar una obra de arte. Está ahí para demostrar que somos el centro del mundo y que las obras de arte son nuestro telón de fondo".

Según el filósofo, el turismo de masas lo ha destruido todo: "No basta con estar delante de una obra de arte; hay que decir que has estado en Venecia, que has estado en el Museo de la Academia y que has estado en la sala de pintura donde se encuentran los Carpaccios, por ejemplo. Sí, pero, ¿y qué? ¿Has hecho algún trabajo de investigación previo? ¿Qué representa esta obra? ¿Qué la distingue de una obra pintada un siglo antes o un siglo después?".

 

Hace un año desde que activistas de Just Stop Oil arrojaran un bote de sopa de tomate a Los girasoles de Van Gogh en la National Gallery de Londres. Desde entonces, ha habido múltiples irrupciones en los museos -reivindicativas o vandálicas, según se mire- con la 'Gioconda' o 'La venus del espejo' como protagonistas. ¿Cómo valora estos actos en nombre de causas como la climática?

 

A estos jóvenes realmente se les dijo que no dañaran nada, porque cada vez que tiran pintura, lo hacen sobre obras de arte que están protegidas por un cristal antibalas. Solo quieren llamar la atención: saben muy bien que, si van a un museo y hacen algo así, van a poder grabar su discurso para colgarlo en Internet y todos los periodistas lo repetirán una y otra vez durante 24 horas con un discurso sensacionalista y sin contar toda la verdad. En una sociedad mediática, es la mejor forma de conseguir cobertura. Así que, mientras eso sea todo, como decía Lenin, es una forma de agitación y propaganda limpia. Es mejor hacer eso que asesinar a un carnicero porque eres vegano y no soportas que haya carniceros.


Durante siglos, los coleccionistas de arte gozaban de cierto privilegio por tener la propiedad exclusiva de obras en sus hogares, excluyendo al pueblo de ciertos espacios de contemplación. Gracias a las posibilidades tecnológicas, los museos han democratizado paulatinamente el acceso a las exposiciones: cualquier usuario puede disfrutar de ellas sin salir de casa a través de una visita virtual en el Centro Pompidou, el MOMA o la Tate Modern.

 

El autor de Las razones del arte no considera problemático el uso de la tecnología per se, sino el poder que se le atribuye. "Es positivo que cada vez más gente tenga acceso a las obras de arte. Sin embargo, forma parte de una experiencia fabricada artificialmente: es lo mismo que hacer el amor con una muñeca hinchable. En otras palabras, tiene poco que ver con la realidad", sentencia.


Para que te escuchen hoy tienes que incendiar bancos, volcar coches, romper cristales, encadenarte a verjas, tomar rehenes...

 

El concepto de realidad vive una época complicada debido a los retos que plantea la IA. En el mundo del arte, la emergencia de los NFT (artículos digitales) ha revolucionado también la idea de propiedad de una obra, otorgando al mejor postor la posibilidad de rentabilizar sus múltiples copias. "Walter Benjamin ya habló de esa aura inmaterial que tienen las obras en la era de la reproducibilidad técnica. Compras un libro de arte y puedes tener a la Mona Lisa en casa; ahora es lo mismo, pero con Internet", explica.

Con toda la información disponible en la web y el caudal inagotable de vídeos en YouTube y en las distintas plataformas, Onfray tiene la sensación de que cualquiera puede convertirse en crítico o experto en arte sin pasar por la universidad: "Hay un punto medio entre defender una tesis frente a un tribunal y ser un payaso que suelta chistes ante millones de personas".

 

"Todo el mundo se considera ahora un emprendedor, ya no hace falta ser excesivamente competente para convertirse en empresario hotelero o en taxista. Es un mal derivado de la uberización de la sociedad", sostiene el francés. "Basta con crear un blog y robar el trabajo de otros para decir que eres un especialista en tal o cual cosa. Sin embargo, no aceptaríamos subir a un avión si el piloto no sabe conducir un Boeing y no aceptaríamos entrar en un quirófano si el cirujano no tiene el diploma de cirujano. Está claro que la competencia es necesaria, pero también que hoy todo el mundo se considera competente, y eso es un error".

 

Muchos dirigentes políticos, desde Lenin a Hitler, han utilizado el arte con fines ideológicos o propagandísticos. Ilustra el libro con fotografías de exposiciones organizadas por los nazis y carteles de películas como 'El acorazado Potemkin'. 


¿Atribuimos un poder simbólico a elementos que no lo tienen, o toda lectura encierra connotaciones políticas?

 

Siempre existe un poder más o menos simbólico. Pero, pese a su valor alegórico, es importante contextualizarlo todo. La pintura, como cualquier otra cuestión, se entiende muchísimo mejor si se explica no solo el qué, sino también el quién, el cuándo, el por qué, en qué circunstancias... Un testimonio está completo cuando se facilita toda esta información, más allá del simbolismo o de la lectura política que se le quiera dar. 

Pese a su incuestionable fama y conocimientos, o quizá precisamente por eso, Onfray se ha ganado otro título más, que se suma a los tres mencionados al inicio: el de filósofo más polémico de su país, enemigo del establishment y de la corrección política que promulga actualmente, dice, "la izquierda más radical". Sostiene que, si gente como el presidente Emmanuel Macron le detesta, es porque está haciendo algo bien: el socialismo actual "no le representa".

 

La identidad europea es una identidad de mercado


Tampoco son santo de su devoción los gobiernos excesivamente proeuropeos. "No quieren fronteras, no quieren pueblos autónomos e independientes, sino crear un imperio antiliberal", afirma. "Eso explicaría los intereses que hay puestos sobre Ucrania. Percibo una especie de fascistización de todo lo que es nacional y soberano. Hoy, Europa es de todo menos liberal, y ese es un planteamiento muy peligroso. Las naciones son oportunidades para resistir: frente al imperialismo ruso, el nacionalismo ucraniano es una forma de resistencia".

 

Imagino que estará al tanto de la situación política en España. El acuerdo de amnistía al nacionalismo catalán que ha impulsado el gobierno de Pedro Sánchez ha llevado a muchos manifestantes a las calles de forma muy violenta, como sucede a menudo en Francia...


La violencia, como decía antes, es el epicentro de la estrategia mediática. Tienes que generar expectación para ser escuchado: incendiar un banco, volcar coches, romper cristales, encadenarte a una verja, tomar rehenes... Si desafías amablemente al poder, los periodistas no vendrán a grabarte ni te preguntarán nada. Evidentemente, no defiendo la violencia, pero sé que es la mejor forma de acceder a los medios de comunicación hoy en día. Las mismas personas que deploran la violencia invitan a sus platós a quienes la practican o, al menos, reproducen imágenes de sus acciones en bucle mientras dicen, deleitándose: "Mira, ¡qué mal está esto!".

¿Qué puede aprender, entonces, la sociedad actual de la filosofía clásica en estos tiempos de guerra dentro y fuera de las trincheras? "Occidente ya no es teocrático, sino supuestamente democrático. Al final es mejor tener hombres que nos digan que debemos votar aunque las elecciones estén vagamente amañadas que hombres que nos digan que, primero, no votemos y, segundo, que si están en el poder es porque lo ha decidido Dios. Para pensar hoy, no podemos obviar las implicaciones de la estrategia geopolítica: la identidad europea es, esencialmente, una identidad de mercado", concluye Onfray.

 

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Artículo recomendado


II) El pecho femenino en el arte y en la sociedad

 

 

Patricia María Castiñeyra Fernández

Profesora de Historia del Arte. Especialista en la representación de la imagen femenina, Universidad de Murcia

 


https://theconversation.com/ay-mama-el-pecho-femenino-en-la-cultura-visual-209106?utm_medium=email&utm_campaign=Novedades%20del%20da%2028%20noviembre%202023%20en%20The%20Conversation%20-%202808328432&utm_content=Novedades%20del%20da%2028%20noviembre%202023%20en%20The%20Conversation%20-%202808328432+CID_4be12e1e3c5b3308da56dade15bb9fb1&utm_source=campaign_monitor_es&utm_term=Ay%20mam%20el%20pecho%20femenino%20en%20la%20cultura%20visual


                                                                La muerte de Acteón. Tiziano


Ay, mamá: el pecho femenino en la cultura visual

(Publicado en The conversation)

 

Dice Rigoberta Bandini en una de sus canciones que no sabe por qué dan tanto miedo nuestras tetas: “sin ellas no habría humanidad ni habría belleza”. Y qué razón tiene. 

En el videoclip de ‘Ay, mamá’, de Rigoberta Bandini, se muestran múltiples imágenes de pechos a lo largo de la historia del arte. En el enlace siguiente podéis ver ese videoclip.


https://youtu.be/-z9qeALR7j0?si=6M-YQNJRg7rz_Isi


Los conceptos que las sociedades han tenido sobre los pechos femeninos han girado en torno al bien y al mal, especialmente si hablamos de la cultura europea desde la entrada del cristianismo. Por un lado son entendidos como fuente de belleza y vida, pero por otro han estado relacionados con la atracción, el erotismo y la lujuria. 

La pregunta es por qué siguen dando miedo nuestras tetas, en pleno 2023, cuando tenemos a nuestro alcance información de todo tipo y estamos luchando para acabar con estereotipos y conceptos relacionados con los cuerpos de las mujeres. ¿Por qué artistas como Rocío Saiz o Eva Amaral las usan como arma reivindicativa? 

Si se animan a seguir leyendo, veremos algunas claves para entender qué ocurre con los pechos femeninos y su presencia en la cultura visual.

 

El pecho femenino en la cultura visual

 

Si intentamos recordar imágenes de mujeres con los pechos desnudos de nuestra cultura visual seguro que se nos vienen ejemplos a la cabeza: alguna Virgen de la Leche, una estatua de Venus, la propia Libertad guiando al pueblo en la pintura de Delacroix o incontables escenas de películas o revistas subidas de tono. 

 


                 La Libertad guiando al pueblo, de Eugène Delacroix. Museo del Louvre/Wikimedia Commons

 

Esta cantidad de ejemplos que se nos ocurren, tengamos o no conocimientos sobre arte, se debe a que durante siglos los pechos femeninos han tenido una enorme presencia en la cultura visual. 

Los seres humanos han utilizado el arte para ayudarse a comprender y construir el mundo en el que viven. Por ello, no es raro que los pechos, que dan vida y alimento, hayan sido tan representados por las culturas. 

En este caso, el concepto que rodea a los pechos femeninos es positivo, como forma de honrar y agradecer a la naturaleza su existencia. Algunos ejemplos pueden ser las venus paleolíticas, las diosas que dan de mamar –como Isis–, la Virgen María y las propias artistas que se autorretratan realizando esta acción exclusivamente femenina con un nivel de emoción y realidad nunca conseguida por artistas masculinos. 


Pero, por otro lado, es innegable que también han sido representados con tintes eróticos desde tiempos antiguos hasta la actualidad. Esta es una parte que durante siglos ha resultado especialmente atractiva, sexualmente hablando. 

Podemos encontrar ejemplos pictóricos en los que, sin ningún tipo de justificación, el personaje femenino aparece con un pecho fuera. Un ejemplo, de muchos, sería Viaje de Sara y Tobías, de Pedro de Orrente. En él, Sara aparece sentada en un descanso del camino y se le ha escapado un pecho como si fuese la cantante italiana Sabrina en aquella actuación en TVE

 

                                       Viaje de Tobías y Sara, de Pedro de Orrente. Museo del Prado

 

En estos casos, debemos pensar que la imagen femenina ha estado siempre mediada por la mentalidad masculina (tanto por aquellos que creaban las obras, como quienes las encargaban). Así, el cuerpo de las mujeres era usado como objeto y fuente de placer visual.

El poder de esta imagen femenina y las repercusiones que ha tenido a lo largo de la historia en las sociedades es un tema de gran complejidad y sigue siendo debatido e investigado actualmente. Precisamente por su complejidad, vamos a centrarnos en un ejemplo muy concreto en el que podemos apreciar las contradicciones existentes en los pechos femeninos: la Virgen de la Leche.

 

El pecho de la Virgen, al descubierto

 

María, sostiene la iglesia católica, concibió por obra y gracia del Espíritu Santo. Gracias a que estaba libre de todo pecado, su embarazo y su parto fueron indoloros. El dolor que sufrimos las mujeres durante este proceso, según el cristianismo, es un castigo por el Pecado Original de nuestra madre Eva, de la que todas somos herederas. Menos María. Sin embargo, hay una tarea biológica que sí ha sido relacionada con ella: la lactancia

La iconografía de la Virgen de la Leche, que retrata a María dándole el pecho a su hijo, aparece por primera vez en las catacumbas romanas, alrededor del siglo IV. No es hasta el siglo XV, y especialmente el XVI, cuando comienza a ser una imagen muy representada debido al aumento del culto mariano y al gusto de los fieles en esta faceta tan maternal y humana de la divinidad. 

 

 


La Virgen y el Niño entronizados con los santos Leonardo y Pedro y Escenas de la vida de San Pedro, del maestro de la Magdalena. Imagen del siglo XIII. Yale University Art Gallery/Wikimedia Commons

 

Pero vamos a lo que nos interesa. Imagínense que no conocemos esta iconografía; estamos en el interior de una capilla y nos encontramos con esta imagen en la que María tiene un pecho fuera. Probablemente algunas personas de nuestro tiempo intentarían buscar una suerte de botón de “denunciar por contenido sexual”, como ocurre en redes sociales. 

Pero aquellos que vivieron durante siglos tan patriarcales y católicos como el XVI llenaron de significaciones los pechos femeninos. Sin obviar el sentido erótico, también tenían una carga conceptual relacionada con la nutrición y el milagro de la vida, especialmente en el siglo XVI, cuando comienza a darse una valoración mayor a la maternidad


No es que hoy valoremos menos la maternidad que en el siglo XVI. Quizás el problema es que se ha sexualizado tanto el cuerpo femenino que en muchos casos somos incapaces de separar el sentido erótico del pecho del enorme abanico de significados relacionados con la maternidad o la feminidad. 

Les animo a que la próxima vez que visiten un museo, entrenen una mirada crítica y que esa visita se convierta en una actividad gozosa, pero también consciente.

  

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