¿No somos capaces?. José Herrera

Queridos amigos:

 

Comparto con vosotros algunas preocupaciones en este verano intenso del hemisferio norte.

 

En estos días sometidos en lo cercano a olas de calor e incendios y mirando algo más lejos deshielos en el Ártico y en la Antártida, inundaciones y sequías en muchos puntos geográficos del mundo, me invade una preocupación sobre lo que estamos haciendo los humanos en el planeta en que habitamos. Aunque no todos los fenómenos climáticos actuales son, según algunos científicos, producidos por el calentamiento global, sí esta  presente ya este gran problema para la humanidad. Nuestra especie lleva evolucionando en este planeta solo alrededor de dos millones de años y la Tierra tiene más de cuatro mil quinientos millones de años de existencia. Siempre ha habido cambios en el clima en la historia del planeta pero ahora, según la ciencia, el efecto de la acción humana durante los últimos siglos ha favorecido el efecto invernadero y el calentamiento global y ello nos conduce a un nuevo escenario climático donde nuestra especie y otras muchas más están en severo peligro. Lo malo también que estamos en una lucha contra el tiempo ya que si no modificamos nuestro hacer, luego será tarde y se habrán producidos cambios irreversibles para la vida como hoy la entendemos. Esto no solo es cuestión de clima si no también de economía, pobreza, migraciones, enfermedades y vuelta atrás en la calidad de vida de los habitantes del planeta.

 

Me pregunto si somos capaces de cambiar la acción humana ahora y pienso, aunque con dudas,  que no somos capaces.




 

¿No somos capaces? o sí.

 

Hay ocasiones que la situación histórica que vive una nación o un continente obliga a realizar sacrificios impensables a la sociedad. Estos esfuerzos en situaciones de paz y prosperidad ni siquiera se plantean ya que los humanos nos acostumbramos en pocos años al buen vivir, a la paz, al progreso y sentimos, creo que equivocadamente, que esa situación ha sido y será siempre así.

Las circunstancias de las guerras o grandes desastres naturales imprevistos o súbitos suelen interrumpir los buenos momentos históricos y es allí donde casi siempre los ciudadanos constatan que la realidad ha variado y dado que no hay alternativas suelen hacer enormes sacrificios tanto individuales como colectivos.

 

En la sociedad actual, y más en el área de los países desarrollados se están viviendo ahora una crisis económica derivada e influida por la guerra de Rusia con Ucrania que amenaza a toda Europa con recesión, inflación, ataques a las democracias consolidadas e incluso con la terrible posibilidad de una escalada bélica masiva.  Esta situación agrava las dificultades para el suministro de alimentos a los países más necesitados de África y de otras zonas del mundo. Colateralmente surge una crisis energética inmensa dada la dependencia de Rusia para las economías y el vivir cotidiano de millones de europeos que ven el futuro ahora con preocupación y sobre todo a la llegada del próximo invierno. Detrás de toda esta situación está la lucha por la hegemonía del mundo entre China y Estados Unidos siendo en gran parte todos los demás países vulnerables por esa competición global del liderazgo. Si a ello sumamos renacimientos de ideologías imperiales, como es el caso de Rusia que quiere tener voz en un mundo globalizado y para ello uno de sus objetivos es dividir Europa y debilitar las democracias que Putin ve como un peligro para sus aspiraciones retrógradas. 

 

También se cierne la amenaza de una inmigración incontrolada dada las condiciones de vida de gran parte del mundo pobre y olvidado.

Todo lo antes mencionado se da en el marco inexorable del cambio climático y el calentamiento global. Las tímidas medidas que se estaban tomando para frenar parcialmente el calentamiento global están quedando aparcadas y olvidadas por las necesidades económicas y la guerra actual en Europa.


El calentamiento global desconoce las fronteras e historias particulares de cada país pero afectará a todos llevándonos a una situación donde solo aspiraremos a tratar de sobrevivir en un planeta hostil con sequías, inundaciones, deshielos, altas temperaturas, incendios y pobreza alimentaria y acuífera. Todos los saben pero nadie hace nada. Ni los políticos, ni los empresarios ni los demócratas ni tampoco los autócratas y totalitarios. Tampoco los ciudadanos miembros de la sociedad. Yo tampoco, para lo que podría hacer, pero es momento de cambiar actitudes.



Para frenar toda esta situación que ya la tenemos aquí, me pregunto si los ciudadanos, las grandes corporaciones, los gobiernos e incluso las organizaciones internacionales, están o estamos dispuestos a cambiar nuestra forma de vida, de consumo, de comportamiento en el día a día tanto individual como colectivo y me respuesta es pesimista ya que me parece que no.

Acabar con la estupidez humana belicista y retrógrada, vivir peor con menos consumo, menos coches y desplazamientos, evitar las energías que aumentan el calentamiento global, quizás tener menos luces, calefacción y diversidad de objetos en la vida cotidiana, es decir vivir más modestamente o pobremente que ahora, en este momento tengo la percepción que la sociedad no está dispuesta. Eso nos lleva a que vivamos por encima de las posibilidades de cada estado y más aún dando la espalda a las consecuencias que ya comenzamos a entrever del cambio climático. 

Si no hacemos algo tanto en lo individual como en la presión hacia los que nos gobiernan nos abocaremos a un futuro inmediato donde ya no haya posibilidad de freno y el mundo se convierta en un infierno. Los incendios que en estos días asolan Europa son solo una muestra del mundo que nos espera si no actuamos ahora.

Qué hacer para intentar aminorar el calentamiento global, todos lo sabemos pero poco hacemos. ¿Será porque el individuo no ha llegado aún a sufrimientos extremos o porque se escuda en mirar para otro lado escuchando interesadamente a los negacionistas de cada país?. No lo sé. Pero es hora que todos hagamos una reflexión profunda y actuemos antes que sea demasiado tarde. Cambios intensos y variaciones del clima en la Tierra ha habido siempre a lo largo de millones de años pero ahora debemos actuar al menos en los cambios inducidos por la acción del hombre, es decir el antropoceno.

De momento tengo la triste y pesimista impresión de que no somos capaces de actuar ni en lo individual ni en lo colectivo. Mi pesimismo aumenta cuando pienso en China, India o Estados Unidos entre otros. Pero ojalá esté equivocado y mis percepciones sean erróneas.

Lo que debemos hacer no es nada fácil pero creo que no tenemos opciones. ¿Y tú qué opinas?

 

                                                                  ***


Para despedirme os invito a ver en detalle la pintura Los proverbios flamencos de Pieter Brueghel (1559). No es nada relajante aunque ahora la veamos con música, pero sin duda es inquietante e inolvidable. Podéis verla en el enlace siguiente:


https://youtu.be/m2QxmikyUGU

 

Bueno amigos, Sinapsis no se publicará en agosto y nos reencontraremos en septiembre. Espero que estéis todos bien. Cuidaos mucho y hasta pronto.

Un abrazo

Pepe

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