Cine: La isla de Bergman

Cine: La isla de Bergman

Recientemente se ha estrenado esta película en los cines españoles.  La vi días pasados y os hago un resumen y opinión sobre la  misma.



Tráiler de la película

https://youtu.be/onAS6d9R62E


 El 30 de julio de 2007, Ingmar Bergman, escritor, dramaturgo, guionista y cineasta, considerado como uno de los más grandes, se despidió de la vida desde la isla de Farö, apenas un peñasco en la Suecia de hielo, agua y piedra en donde vivió sus últimos años. Murió rodeado de mujeres: amigas, exesposas, (se casó cinco veces) y enfermeras (tenía cuatro, según se dijo). Pese a sus 89 años, su muerte fue el último acto que dirigió aplicando la misma precisión con la que había hecho todas sus películas, todas sus funciones teatrales, todos sus libros, guiones y memorias. Desde entonces, Farö se ha convertido en una ruta de peregrinaje hacia donde cientos de personas, miles, acuden (con)movidos por la admiración hacia el autor de Persona y por la fe de creer que en ese recorrer su último escenario hallarán la clave sagrada del espíritu que movía sus obras. Algunos viven una experiencia íntima, otros compran souvenirs y recorren el escenario de alguna de sus películas para alardear luego en las cenas con sus amigos. Hansen-Love (la directora de la película que ahora comentaremos), no se cansa de afirmar que “el cine ha perdido para siempre su carácter sagrado”.

 

Con esa certeza, Mia Hansen-Love (joven cineasta francesa) desembarcó en Farö para desgranar el viaje de una pareja de realizadores. Se trata de un reflejo nada espectral porque en él, ante la presencia ausente de Bergman, en realidad se convoca un eco de su autobiografía. El argumento es sencillo: un cineasta maduro, Tony (Tim Roth) y su esposa, Chris (Vicky Krieps), también realizadora, recorren Farö con diferente propósito. El pretexto es que se va a proyectar un filme de Tony, admirador de Bergman, viaje que aprovecha Chris para ahondar o salir de su propia crisis de creatividad. A ella, la cara oscura de Bergman le provoca cierta desconfianza: mal padre, infiel compañero, director autoritario de ego monumental... Eso no invalida su admiración por el creador. Con ella, Hansen-Love, no teme herirse con su propia película y no cede en su compromiso personal. De modo que su periplo a Farö ratifica lo evidente: el valor de una actitud que, con el pretexto de seguir las huellas de Bergman, termina por dejar indelebles las suyas en una hermosa introspección de cinefilia y vida. (Noticias de Gipuzkoa. Cine y series)


                                                               Foto de una escena de la película


Sin duda que hay cinefilia en este filme ya que Bergman y sus obras están nombradas y son presencia. Quizás una mirada crítica pero al mismo tiempo admirativa. 

A esta isla de Bergman llegan un matrimonio, ambos cineastas que están en proceso creativo y también, al menos uno de ellos, en crisis de su arte.  Esta es otra lectura de la película donde la redacción de un guion y la puesta en marcha de otro filme ocurren transformándose por momentos como una película dentro de otra. Las escenas, la fotografía y la música son excelentes. También, aunque en segundo lugar, se muestran comportamientos humanos, dudas, recelos, y dificultades en la propia relación de esta pareja que ha viajado al sitio donde su admirado director ha hecho gran parte de su obra. El aislamiento y en cierto modo la soledad que sienten por momentos en la isla, hacen aflorar pequeños desencuentros de la pareja y también las dificultades del proceso creativo.

 

Acudí al cine con mi mujer y mi hija. A ambas les gustó mucho el filme. A mí también me gustó, aunque por momentos me aburrí un poco y en la apreciación de esta obra volvió a salir un criterio que yo tengo equivocado para apreciar en ocasiones el cine. Me refiero que suelo pedir a una obra cinematográfica de autor que me suscite empatía o comprensión de las vivencias de los personajes. También que reflejen la realidad en la época que sea y que tenga alguna utilidad para mejorar la sociedad. Se que es un error pedir esto a una obra cinematográfica, pero a veces no lo puedo evitar.  En el presente, transitando una pandemia, una guerra en las puertas de Europa, una crisis económica mundial y un problema sin precedentes en el suministro de alimentos a los países más pobres, me cuesta observar en algunas películas (también me pasó recientemente con La peor persona del mundo), a personas que lo tienen todo en el aspecto material, que viven sin preocupaciones excepto las que surjan de las miradas a su propio ombligo y a su mundo, al parecer sin amenazas. Todo ello me produce cierta irritación que hace que la obra me guste menos.  Esta película sueca se realizó justo antes de la pandemia y de la invasión a Ucrania por lo que quizás hoy el enfoque no hubiese sido tan individualista y post moderno.

En fin, soy consciente que debe haber todo tipo de cine, e incluso el destinado a mero entretenimiento es muy necesario. Mis observaciones las dirijo al cine de autor y a aquel que tienen una intencionalidad en su elaboración de belleza, arte y reflejo social más mayoritario. Es ahí donde, y quizás equivocadamente, aspiro a un contenido más exigente.

Aun así, creo que está película está muy bien filmada y tiene cualidades destacadas que justifican pasar una tarde en el cine para que en esa sala en penumbras nos acerquemos a este maravilloso arte e incluso conozcamos algo más del proceso creativo de los cineastas. 

 

Ficha

Dirección y guion: Mia Hansen-Løve. Intérpretes: Vicky Krieps, Tim Roth, Mia Wasikowska, Anders Danielsen Lie, Joel Spira, Oscar Reis y Jonas Larsson Grönström. País: Francia. 2021. Duración: 112 minutos.

 

Comentarios

  1. Muy buena, tú percibir de la película. Gracias hermano

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