Covid-19, pandemia. Artículos de interés


I)  Una revisión de las potenciales estrategias terapéuticas para COVID-19

PUBLICADO EN MARZO 17, 2020

Amparo Tolosa, Genotipia

En apenas un mes, el coronavirus SARS-CoV-2, surgido a finales de diciembre en la provincia china de Hubei, ha cambiado el mundo. La enfermedad provocada por el nuevo coronavirus, conocida como COVID-19, está asociada ya a más de 4 000 muertes y más de 150 000 personas han sido diagnosticadas como infectadas.  A estos números del SARS-CoV-2, hay que sumar el gran impacto de COVID-19 sobre los sistemas sanitarios de salud y los millones de personas cuyas vidas han cambiado con las diferentes medidas dirigidas a controlar la difusión del virus.
En paralelo a la expansión del nuevo coronavirus, diferentes investigaciones han empezado a caracterizar su genoma, su estructura y sus mecanismos de infección, con el objetivo de desarrollar lo antes posible vacunas o estrategias terapéuticas para favorecer su contención.  Gracias a estos trabajos y a investigaciones previas con otros coronavirus, en la actualidad los investigadores disponen de un abanico de moléculas diana frente a las que dirigir las diferentes estrategias de tratamiento. En la actualidad, ya existen aproximaciones terapéuticas hacia algunas de estas moléculas que funcionan en virus similares a SARS-CoV-2 y podrían ser probadas en ensayos clínicos.



Estructura del coronavirus de Wuhan. Imagen: CDC/ Alissa Eckert, MS; Dan Higgins, MAM.

Para facilitar el desarrollo de tratamientos para COVID-19, hace unos días la revista científica de la Sociedad Americana de Química publicó una revisión de todos los trabajos recientes sobre el desarrollo de vacunas y agentes terapéuticos para COVID-19 y otras enfermedades producidas por coronavirus. En la elaboración de la revisión, los investigadores responsables analizaron todo el material (más de 500 trabajos) relacionado con el nuevo coronavirus publicado desde finales del 2019 hasta el 1 de marzo.
El artículo resume los mecanismos de acción de SARS-CoV-2 conocidos hasta la fecha y destaca una serie de proteínas como especialmente interesantes a la hora de diseñar estrategias de tratamiento.Además, repasa las diferentes aproximaciones posibles (moléculas pequeñas antivirales, componentes biológicos y vacunas) bajo la perspectiva del conocimiento adquirido a través de otras enfermedades producidas por los coronavirus: el síndrome respiratorio agudo grave (SARS, en sus siglas en inglés) y el síndrome respiratorio de oriente medio (MERS, en sus siglas en inglés).
Dentro del primer grupo, los autores repasan los diferentes fármacos o moléculas patentadas que podrían tener potencial terapéutico para COVID-19 según sus mecanismos de acción, bien por su relación con la regulación del sistema inmunitario del hospedador o bien por su capacidad para comprometer la replicación viral. En este apartado también identifican todos aquellos fármacos ya aprobados para otros usos que podrían utilizarse para tratar la enfermedad COVID-19. Un ejemplo es el remdesivir, un análogo de nucleótidos que detiene la replicación viral y está indicado para la infección por virus del Ébola.
En cuanto a los componentes biológicos, los autores del trabajo plantean la posibilidad de utilizar anticuerpos, citoquinas o terapias de ARN frente a SARS-CoV-2. Los anticuerpos para prevenir o tratar el SARS-Cov-2, basados en los resultados obtenidos con otros coronavirus, pueden estar dirigidos a proteínas virales como la proteína estructural S de SARS-CoV-2 (necesaria para iniciar la infección) o frente a componentes del sistema inmunitario. La producción de citoquinas en respuesta a infecciones puede facilitar la acción del sistema inmunitario frente al agente infeccioso, por lo que se ha estudiado la utilización de las mismas frente a coronavirus como el responsable del SARS. En el caso de las terapias basadas en ARN, éstas están dirigidas a impedir la producción de proteínas necesarias para el virus.
El desarrollo de vacunas para COVID-19 no solo representa una estrategia para controlar el avance del virus en la actualidad. Es una oportunidad para prevenir su recurrencia en el futuro, resaltan los autores de la revisión. Existen diferentes aproximaciones para desarrollar vacunas frente a SARS-CoV-2: virus atenuados, vacunas basadas en proteínas, vacunas de ADN, vacunas de ARN y vacunas que utilizan vectores virales. Para todas ellas, cuyo fin último es que el sistema inmunitario esté preparado para reconocer y eliminar la presencia del virus, existen diferentes patentes dirigidas al SARS y al MERS, causados por coronavirus similares a SARS-CoV-2, así como diversos ensayos clínicos en marcha. Con el trabajo desarrollado para el tratamiento y prevención de estas enfermedades se espera acelerar las investigaciones terapéuticas frente a COVID-19
SARS-CoV-2 no es el primer coronavirus en representar una seria amenaza para la salud humana. Los coronavirus responsables del SARS y MERS causaron brotes en 2003 y 2012, respectivamente. Si bien el conocimiento científico sobre los coronavirus mejoró tras la aparición de ambas enfermedades, no ha sido suficiente para preparar a los sistemas sanitarios actuales para hacer frente a COVID-19. Las estimaciones más optimistas indican que el diseño y desarrollo de cualquier aproximación terapéutica efectiva llevará, como mínimo, meses.
La revisión sobre las estrategias terapéuticas dirigidas a COVID-19 y otras enfermedades causadas por coronavirus concluye destacando la importancia de desarrollar fármacos y vacunas, no solo para COVID-19, sino para las futuras infecciones por coronavirus que puedan surgir en el futuro. Para ello, resaltan la utilidad de métodos innovadores como la inteligencia artificial para identificar nuevos fármacos y la colaboración de los diferentes participantes en el desarrollo de fármacos antivirales.
Referencia: Liu C, et al. Research and Development on Therapeutic Agents and Vaccines for COVID-19 and Related Human Coronavirus Diseases. ACS Cent Sci. 2020. Doi: https://doi.org/10.1021/acscentsci.0c00272


II) A continuación os invito a ver el video en el que el Dr Juan de Dios Colmenero, experto en enfermedades infecciosas responde a preguntas de los ciudadanos sobre el Covid-19 (Este video se grabó previo al Estado de Alarma decretado por el gobierno).

Podéis pinchar en el enlace siguiente.





III)Más incógnitas que certezas en esta pandemia

Nuño Domínguez. El País

El desconocimiento de datos fundamentales sobre el patógeno impide estimar cómo evolucionará la pandemia

La comunidad científica y médica aún ignora datos fundamentales sobre el nuevo coronavirus que son esenciales para estimar qué va a suceder en los próximos meses y hasta cuándo serán necesarias las medidas de reclusión.



/ AFPUn científico manipula pruebas de Covid-19 en un laboratorio de Changzhou (China), el martes.

Doble contagio. Una de las más importantes es si una persona puede contagiarse dos veces. Aparte de casos dudosos descritos en la prensa, se conocen cuatro personas posiblemente reinfectadas cuyos casos se han publicado en revistas científicas. Son cuatro trabajadores sanitarios de Wuhan que enfermaron de Covid-19 con síntomas leves. Entre una y dos semanas después de haber pasado la dolencia y haber dado negativo en las pruebas de PCR volvieron a dar positivo. Tres de ellos hicieron cuarentena en casa con sus familias, pero no las contagiaron.
“De todas las explicaciones posibles, una doble infección es la menos realista”, explica Margarita del Val, experta en inmunología viral del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (CSIC-UAM). También es posible que los niveles de virus fluctúen en las personas ya infectadas. Además, la PCR solo mide cuánto ARN viral hay en la muestra. “En muchos casos, sobre todo cuando la carga viral es baja, no se trata de virus completos con carga infectiva, sino probablemente residuos que están siendo destruidos por el sistema inmune”, argumenta Isabel Sola, experta en coronavirus en el Centro Nacional de Biotecnología (CNB-CSIC).

La inmunidad. No se sabe aún cuánto dura la inmunidad ante el virus. Pueden ser años o tan solo meses. Lo habitual es tener inmunidad prolongada después de haber pasado la infección, pero con algunos virus, incluidos algunos coronavirus, no es así.
Si el virus es capaz de reinfectar, probablemente lo hará con mucha menos intensidad, explica el virólogo español Alfredo García-Sastre, que trabaja en el hospital Monte Sinaí de Nueva York. “El virus respiratorio sincitial [que causa infecciones en los pulmones y en las vías respiratorias], muy común sobre todo en niños, necesita infectar una media de tres veces durante la infancia para que se adquiera suficiente inmunidad, por ejemplo. Pero, incluso si esto es posible con el nuevo coronavirus, lo más probable es que las reinfecciones causen síntomas más leves y que los reinfectados sean menos contagiosos”, explica.

Nueva oleada. Según un estudio publicado esta semana por científicos del Imperial College de Londres, que colaboran con la ONU en modelización de enfermedades, una segunda ola en octubre será prácticamente inevitable una vez se levanten las medidas de aislamiento. Los investigadores advierten además de que cuanto mayores hayan sido las medidas de distanciamiento social, mayor puede ser el impacto de esta segunda oleada, pues habrá más gente que no ha estado expuesta al virus. Los investigadores de Londres proponen que una vez levantadas las medidas de aislamiento se marquen límites seguros de ocupación hospitalaria más allá de los cuales se volverá a dar la voz de alarma y volver a restringir el movimiento de la población, por ejemplo.

Verano. Otra gran incógnita es si la epidemia amainará en verano. Por regla general los coronavirus sobreviven más tiempo al aire libre en temperaturas bajas que altas. Más allá de los 37 grados, cada 24 horas la concentración de virus en una superficie se hace 10 veces menor, explica Isabel Sola. “Pero a condiciones menos extremas, a unos 22 grados y con un 40% de humedad, el virus puede durar hasta tres días en algunas superficies”, añade. Desde un punto de vista evolutivo los virus más exitosos no son los más letales, sino los más contagiosos. La tendencia es que los virus tiendan a hacerse menos dañinos para que sus huéspedes sigan haciendo una vida más o menos normal y los diseminen.

Mutación. Los virus solo pueden cambiar mutando. Cada vez que una partícula viral invade una de nuestras células el patógeno empieza a hacer decenas de miles de copias de sí mismo. Este es un proceso imperfecto y en ocasiones se producen errores de copia. La mayoría de ellos no tendrán ningún efecto, pero hay algunos que sí pueden darle una ventaja. El proceso de evolución natural favorece las mutaciones que hacen al virus más contagioso y menos letal. Los coronavirus mutan muy poco, pues codifican una proteína que actúa como un revisor de textos y corrige los errores. Los coronavirus acumulan 10 veces menos errores que otros virus de su familia y por tanto son mucho menos cambiantes.

Letalidad. En Corea del Sur, la letalidad —el número de infectados confirmados que muere— es de un 0,6%. En la provincia china de Hubei, donde comenzó el brote es el 3,7%, pero en el resto de China es apenas el 0,8%. En España es el 4,2%, en Italia el 8,3%. Este baile de cifras se debe en parte al número de test que se hacen. Corea es uno de los países que más ha hecho y por eso allí la letalidad es mucho menor. Es probable que la letalidad del SARS-CoV-2 sea aún más baja que lo visto en Corea, pues hay una proporción aún desconocida de personas que han estado infectadas y que no se han contabilizado. Pueden ser el 50% del total o pueden ser 10 veces más.
En España, no sabemos datos de quienes mueren con coronavirus. El Ministerio de Sanidad no está aportando datos detallados por edad y sexo, pese a que esta información es esencial para saber qué está pasando realmente y modelar los futuros posibles. Pero, por ahora, España está a ciegas.


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