RELACIONES HUMANAS

Las normas de urbanidad y comportamiento, ¿están cambiando?

La buena educación. Los modales. La cortesía. La sonrisa

A pesar de que existen problemas muy graves en las sociedades humanas como la pobreza generalizada, las desigualdades extremas, el terrorismo y el hambre entre otras creo que no deja de tener importancia los códigos de comunicación entre las personas que pueden traducirse en una educación para la convivencia.
Los humanos que cohabitan dentro de amplios grupos sociales perciben que la convivencia a veces es áspera y despierta agresividad y un entorno desagradable. Por ello en la evolución de las sociedades y cada una con su peculiaridad cultural han ido desarrollando normas de comportamiento que facilitan enormemente el poder vivir juntos ya que así se disminuyen los conflictos, se favorecen las relaciones más empáticas y en fin, mejoran la calidad de vida del individuo y del entorno social incrementando la productividad tanto personal como colectiva.

Para contrarrestar el ser agresivo que con frecuencia los seres humanos llevamos dentro, las sociedades han acudido a la educación y a las normas de convivencia como un instrumento para paliar y mejorar la calidad de vida.
Personalmente creo, que en los últimos años hemos empeorado en normas de comportamiento y civismo. Pero aún más, me ha llamado la atención que en ambientes socio-económicamente más elevados y que por ende se podría suponer más “educados” también se ha extendido los déficits de civismo y la mala educación para la convivencia cotidiana.

Hay personas que tienen modales y otras, simplemente, carecen de ellos. La buena educación va más allá de los conocimientos o el estatus social de la persona. Es cuestión de civismo y respeto hacia el otro.
Devolver el saludo, dar los buenos días o no hablar a gritos son algunas de las reglas más básicas de la buena educación.
La clave de cualquier manual del buen comportamiento es no molestar y tratar al otro como nos gustaría que nos tratasen a nosotros. Hay que hacer que la persona se sienta cómoda, mostrar respeto y cierta sensibilidad hacia sus sentimientos, creencias o formas de vida. Algunas normas se quedan obsoletas y otras valen en un país y no en otro, sin embargo, devolver el saludo, estornudar con moderación, no hablar a gritos, no devorar la comida o dejar salir antes de entrar son gestos universales que todo el mundo aprecia. Y que llevamos siglos poniendo en práctica, como demuestra el libro De la urbanidad en las maneras de los niños, que escribió Erasmo de Rotterdam en el siglo XVI. Este ensayo fue un auténtico best seller de la época, lo que indica que los ciudadanos del Renacimiento ya estaban muy interesados en todo lo relativo a la convivencia. Porque de eso se trata. De coexistir en armonía. Sobre todo de adaptarse y no imponer tus reglas.

Algunos consejos para los buenos modales

1. Dar los buenos días o saludar. ¿Qué es el saludo?  Saludo: Palabra, expresión, gesto o cualquier otro acto que una persona dirige a alguien cuando se encuentran o se despiden, dando muestras de atención, cortesía o afecto.

Tal vez sea la regla más básica del civismo, pero cada vez se practica menos. Vivimos tan angustiados y estresados, o tan metidos en nuestro mundo, que nos olvidamos muchas veces de saludar al compañero de trabajo o al vecino.  Es frecuente ver que personas “educadas” que viven por ejemplo en una urbanización en la que comparten áreas comunes, aparcamientos, piscinas, ascensores, seguridad, etc, evitan saludarse y tampoco educan a sus hijos para que lo hagan.  Modificar estos hábitos nos ayudará a encarar de una manera más amable el día a día.
2. Hablar con corrección y saber escuchar
  Una persona educada es aquella que no solo procura hablar con corrección y utiliza un lenguaje apropiado. También escucha atentamente y presta atención a las necesidades y sentimientos de los demás.
3. Sonreír. Cuando lo hacemos demostramos comprensión y empatía. Tal vez sea la manera más simple de comunicarse entre los seres humanos. Aunque no hablemos la misma lengua, todos entendemos una sonrisa. Si nos esforzamos por sonreír más, en el fondo, estaremos generando un buen ambiente personal que se trasladará a los demás.
La sonrisa desde un punto de vista fisiológico, es una expresión facial producida al contraerse los músculos cercanos a la boca,  pero también de alrededor de los ojos. En los humanos, es una expresión común que refleja placer o entretenimiento, pero también puede ser una expresión involuntaria de ansiedad o de muchas otras emociones (ira, sarcasmo, etc.). Varios estudios han demostrado que la sonrisa es una reacción normal a ciertos estímulos y ocurre independientemente de cuál sea la cultura, y tampoco es una reacción que uno aprenda, sino que se nace con ella: los niños que nacen ciegos sonríen desde un principio. En los animales, la exposición de los dientes, que podría parecer una sonrisa, significa casi siempre una amenaza o una señal de presentación. También en los humanos puede expresar satisfacción y placer al momento de hacer un chiste o broma, de manera similar al hacer reír a una persona.

Tipos de sonrisa

Los investigadores han identificado una variedad de tipos de sonrisas.
La “sonrisa de Duchennne”, nombrada así por el investigador que le dio su nombre es la sonrisa más estudiada, involucra el movimiento de los músculos cigomáticos mayor y menor cerca de la boca  y el músculo orbicular cerca de los ojos.  Se cree que la sonrisa de Duchenne es producida como una respuesta involuntaria a una emoción genuina y es lo que se puede llamar una «sonrisa genuina».
La «sonrisa profesional», por otra parte, es una sonrisa expresada para mostrar cordialidad. 
La «sonrisa sardónica» es una condición médica producida por enfermedades o intoxicaciones y no tiene que ver con el tema que aquí tratamos.
Quizás la sonrisa genuina o la relacionada con la cordialidad sean una de las expresiones que involucran más señas de comunicación y hacen la vida en común más agradable y placentera y contribuye a veces también como un elemento de la belleza.

5. Ser detallista. Hay que tener presentes esas pequeñas cosas que poco a poco van construyendo un buen clima. Para eso hemos de prestar atención a lo que acontece en nuestra vida cotidiana. Por ejemplo, ceder el asiento a una mujer embarazada o a un anciano es una cuestión de fijarse en quién se tiene alrededor. Será más fácil si nos olvidamos un minuto de mirar el teléfono móvil y observamos a la gente que viaja con nosotros en el metro o en el autobús. O abrir la puerta a aquella persona que va cargada con la compra. O regalar un libro solo porque sabemos que a ese amigo nuestro le encantan.

6) No olvidar la cortesía
Podemos definir la cortesía como la demostración o acto con que se manifiesta la atención, respeto o afecto que tiene alguien a otra persona.

Un ejemplo muy extendido hoy de descortesía está facilitado por el uso de las redes sociales. Ejemplo de esto es: no contestar un correo electrónico dirigido de forma personal de un individuo a otro. Es descortesía ya que el  receptor que no responde considera que quién se lo ha enviado no es digno de su respeto, afecto, amistad o interés. Generalmente cuando media intero colectiva.in, mejoran la calidad de vida del individuo y del entorno social incremebntando la productividad tanto personal comés material de por medio si suele haber respuesta pronta aunque no esté producida esa reacción por afecto, respeto o consideración. Una es cortesía y la otra es respuesta a relaciones de interés o poder.
 


7) Cordialidad
Se define como la  característica de lo que es amable o afectuoso. A su vez amable, significa ser complaciente, agradable y delicado en el trato con los demás. Respecto a afectuoso se entiende como el comportamiento amable y cariñoso entre las personas.

8) Civismo
 Actitud del ciudadano que cumple con sus obligaciones para con la comunidad. No solo se hace referencia a las grandes obligaciones si no también a las pequeñas como no hacer ruido que moleste a los demás, no adelantarse en las colas, respetar turnos, no ensuciar la vía pública, no incumplir normas de aparcamiento que vulneren derechos de los demás, colaborar con el reciclado, no destruir mobiliario público etc.

Palabras para la reflexión : saludo, cortesía, cordialidad y civismo.

En fin, quizás en los colegios y en los hogares debamos recuperar y potenciar las normas de comportamiento social para hacer algo mejor la convivencia y la vida en general.
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Comentarios

  1. La buena educación abre las puertas del mundo

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  2. Ojalá las nuevas generaciones de seres humanos llegarán a un punto de inflexión, y surgiera la necesidad en ellas de volver la mirada, y centrarse en la educación de los valores del respeto, bien, verdad, empatía, tolerancia, prudencia, cordialidad, amabilidad; así como la educación de los buenos modales. Ojalá la humanidad buscará cultivar y desarrollar su espiritualidad.
    Muchas gracias estimado Sr. Joaquín Peral, por esta reflexión y hacermos volver la mirada sobre este aspecto esencial para la convivencia armónica del hombre hacia el hombre y hacia todo su entorno.

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