RELACIONES HUMANAS
Las normas de urbanidad y comportamiento, ¿están cambiando?
La buena
educación. Los modales. La cortesía. La sonrisa
A pesar de que existen problemas muy graves en las
sociedades humanas como la pobreza generalizada, las desigualdades extremas, el
terrorismo y el hambre entre otras creo que no deja de tener importancia los
códigos de comunicación entre las personas que pueden traducirse en una
educación para la convivencia.
Los humanos que cohabitan dentro de amplios grupos
sociales perciben que la convivencia a veces es áspera y despierta agresividad
y un entorno desagradable. Por ello en la evolución de las sociedades y cada
una con su peculiaridad cultural han ido desarrollando normas de comportamiento
que facilitan enormemente el poder vivir juntos ya que así se disminuyen los
conflictos, se favorecen las relaciones más empáticas y en fin, mejoran la
calidad de vida del individuo y del entorno social incrementando la
productividad tanto personal como colectiva.
Para contrarrestar el ser agresivo que con
frecuencia los seres humanos llevamos dentro, las sociedades han acudido a la
educación y a las normas de convivencia como un instrumento para paliar y mejorar
la calidad de vida.
Personalmente creo, que en los últimos años hemos
empeorado en normas de comportamiento y civismo. Pero aún más, me ha llamado la
atención que en ambientes socio-económicamente más elevados y que por ende se
podría suponer más “educados” también se ha extendido los déficits de civismo y
la mala educación para la convivencia cotidiana.
Hay personas que tienen modales y otras,
simplemente, carecen de ellos. La buena
educación va más allá de los conocimientos o el estatus social de la persona.
Es cuestión de civismo y respeto hacia el otro.
Devolver el saludo, dar
los buenos días o no hablar a gritos son algunas de las reglas más básicas
de la buena educación.

Algunos consejos para los buenos modales

Tal vez sea la regla más básica del civismo, pero
cada vez se practica menos. Vivimos tan angustiados y estresados, o tan metidos
en nuestro mundo, que nos olvidamos muchas veces de saludar al compañero de
trabajo o al vecino. Es frecuente ver
que personas “educadas” que viven por ejemplo en una urbanización en la que
comparten áreas comunes, aparcamientos, piscinas, ascensores, seguridad, etc,
evitan saludarse y tampoco educan a sus hijos para que lo hagan. Modificar estos hábitos nos ayudará a encarar
de una manera más amable el día a día.
2. Hablar con corrección y saber escuchar
Una persona educada es aquella que no solo procura hablar con corrección y utiliza un lenguaje apropiado. También escucha
atentamente y presta atención a las necesidades y sentimientos de los demás.
3. Sonreír. Cuando lo hacemos demostramos comprensión y empatía. Tal vez sea la
manera más simple de comunicarse entre los seres humanos. Aunque no hablemos la
misma lengua, todos entendemos una sonrisa. Si nos esforzamos por sonreír más,
en el fondo, estaremos generando un buen ambiente personal que se trasladará a
los demás.

Tipos de sonrisa
Los investigadores han
identificado una variedad de tipos de sonrisas.

La «sonrisa profesional»,
por otra parte, es una sonrisa expresada para mostrar cordialidad.
La «sonrisa sardónica» es
una condición médica producida por enfermedades o intoxicaciones y no tiene que
ver con el tema que aquí tratamos.
Quizás la sonrisa genuina o la relacionada con la
cordialidad sean una de las expresiones que involucran más señas de
comunicación y hacen la vida en común más agradable y placentera y contribuye a
veces también como un elemento de la belleza.
5. Ser detallista. Hay que tener presentes esas pequeñas cosas
que poco a poco van construyendo un buen clima. Para eso hemos de prestar
atención a lo que acontece en nuestra vida cotidiana. Por ejemplo, ceder el
asiento a una mujer embarazada o a un anciano es una cuestión de fijarse en
quién se tiene alrededor. Será más fácil si nos olvidamos un minuto de mirar el
teléfono móvil y observamos a la gente que viaja con nosotros en el metro o en
el autobús. O abrir la puerta a aquella persona que va cargada con la compra. O
regalar un libro solo porque sabemos que a ese amigo nuestro le encantan.
6) No
olvidar la cortesía
Podemos definir la cortesía como la demostración o acto con que se manifiesta la
atención, respeto o afecto que tiene alguien a otra persona.
Un ejemplo muy extendido hoy de descortesía está
facilitado por el uso de las redes sociales. Ejemplo de esto es: no contestar
un correo electrónico dirigido de forma personal de un individuo a otro. Es
descortesía ya que el receptor que no
responde considera que quién se lo ha enviado no es digno de su respeto,
afecto, amistad o interés. Generalmente cuando media inter és material de por medio si suele haber respuesta pronta
aunque no esté producida esa reacción por afecto, respeto o consideración. Una
es cortesía y la otra es respuesta a relaciones de interés o poder.
7) Cordialidad
Se define como la
característica de lo que es amable
o afectuoso. A su vez amable, significa ser complaciente, agradable y
delicado en el trato con los demás. Respecto a afectuoso se entiende como el
comportamiento amable y cariñoso entre las personas.
8) Civismo
Actitud del
ciudadano que cumple con sus obligaciones para con la comunidad. No solo se
hace referencia a las grandes obligaciones si no también a las pequeñas como no
hacer ruido que moleste a los demás, no adelantarse en las colas, respetar
turnos, no ensuciar la vía pública, no incumplir normas de aparcamiento que
vulneren derechos de los demás, colaborar con el reciclado, no destruir mobiliario
público etc.
Palabras para la reflexión : saludo, cortesía, cordialidad y civismo.
En fin, quizás en los colegios y en los hogares debamos recuperar
y potenciar las normas de comportamiento social para hacer algo mejor la
convivencia y la vida en general.
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Felicitaciones hermano!!!
ResponderEliminarLa buena educación abre las puertas del mundo
ResponderEliminarOjalá las nuevas generaciones de seres humanos llegarán a un punto de inflexión, y surgiera la necesidad en ellas de volver la mirada, y centrarse en la educación de los valores del respeto, bien, verdad, empatía, tolerancia, prudencia, cordialidad, amabilidad; así como la educación de los buenos modales. Ojalá la humanidad buscará cultivar y desarrollar su espiritualidad.
ResponderEliminarMuchas gracias estimado Sr. Joaquín Peral, por esta reflexión y hacermos volver la mirada sobre este aspecto esencial para la convivencia armónica del hombre hacia el hombre y hacia todo su entorno.