Editorial.Día de la madre y otros pensamientos. J. Herrera Peral

Día de la madre y otros pensamientos errantes


 

Queridos amigos:

 

Hace unos días, mientras preparaba los nuevos artículos para Sinapsis se celebraba en España el día de la madre. En otros países este día se festeja en otras fechas. Aunque esta conmemoración está rodeada e impulsada desde una perspectiva de márquetin económico que favorece el consumo, sin duda que es también un día en el que se movilizan afectos, reflexiones y también desde la memoria, ajustes emocionales con la persona, que desde que cada uno de nosotros éramos solo un pequeño número de células, nos lo dio todo para guiarnos a la vida posnatal y conducirnos y protegernos prácticamente durante décadas de nuestra existencia.

En relación a este tema siento variados sentimientos y creo que en este año afloraron en mí con mucha más intensidad.

 

Por un lado me siento muy afortunado por la madre que tuve. Ella era inteligente, buena persona, sufrida, dulce y cariñosa. Me lo dio todo y trató de brindarnos a mí y a mi hermana el mejor de los mundos a pesar de las limitaciones económicas y del entorno que tuvo.  En este instante recuerdo su risa franca, sus caricias y también sus consejos para protegerme de los que ella consideraba que eran peligros para mi. Mi madre fue una persona sacrificada y algo pesimista pero también generosa y acogedora. Diría yo que tuvo una existencia dura y difícil con periodos muy, pero muy breves de felicidad. Y respecto a la relación conmigo, la vida, las circunstancias, la distancia y también la enfermedad que tuvo en sus últimos años, hizo que durante mucho tiempo y hasta su muerte estuviésemos separados por miles y miles de kilómetros. Cuántas cosas me hubiese gustado decirle y brindarle y no fue posible y ya no lo será. Aunque sea una reflexión simple, creo que en muchas ocasiones en vida de nuestros padres no valoramos el significado que tienen para nosotros hasta que ya no están. En fin, así son las cosas, aunque afortunadamente no siempre.

 

El otro aspecto emocional que afloró en mí este día asociado al día de la madre, fue el recuerdo de tantas y tantas mujeres que a lo largo de mi profesión atendí y acompañé en el proceso del embarazo y el parto y muchas veces embarazos y partos complejos.


                                                                                        Mujer encinta. Picasso

Pasan en este momento ante mí imágenes de mujeres que transitaban uno de los momentos más intensos de la vida tanto en lo netamente fisiológico como en lo emocional. La fortaleza de las mujeres es colosal. 

Nuestra especie comparte junto a otros mamíferos placentotropos variados comportamientos en relación a la reproducción pero es en la nuestra donde se es totalmente consciente del peligro vital que conlleva el embarazo y el parto. La mujer lo asume y lo lleva adelante conociendo que a lo largo de la humanidad el hecho reproductivo significó uno de los episodios más peligrosos para la vida humana. Hoy afortunadamente gracias a la mejoría en muchos sitios del mundo (aunque no en todos), de la economía, de la salud y de los avances médicos este riesgo está minimizado y bastante controlado. El rostro y la actitud de una mujer durante el parto es un ejemplo y una enseñanza evolutiva de las cualidades de nuestra especie. Los cambios hormonales, la influencia de neurotransmisores, los valores y la crianza crean unos vínculos madre-hijo que son fortísimos y con frecuencia imperecederos incluso en las peores condiciones ambientales y sociales.

 

Pasando a los otros temas de este número de Sinapsis, os digo que los enfoco desde una mirada multiespacial y unitemporal. Me preocupa muchísimo en nuestro presente el cambio climático, las crisis democráticas y el ascenso de los autoritarismos y populismos, los riesgos de la inteligencia artificial (I.A) y  las guerras actuales que son en última instancia la disputa geoestratégica de las grandes potencias como Estados Unidos, China y Rusia entre los más destacados.

Los conflictos más importantes se sitúan en espacios geográficos diversos e incluso en continentes alejados pero que con la globalización estos conflictos ocurren en el mismo tiempo y todos interactúan y crean consecuencias en todas partes, incluso en las que aparentemente están muy distantes. Pero en fin, mi preocupación mayor es la imbecilidad humana que pareciera que no tiene fin ni mejora.

 

También me preocupa en los jóvenes la falta de aspiración a las “utopías” o a instar a un cambio alternativo al sistema imperante dominante. La sociedad es muy compleja, pero si renunciamos a mejorarla nos convertiremos en eslabones inertes de un sistema que solo favorece a un crecimiento gigantesco de las desigualdades sociales.

 

Afortunadamente sí encontramos a veces en el arte, la música, el cine y en la literatura espacios reconfortantes e ilusionantes para un presente y futuro mejor o al menos para evadirnos parcialmente de la frustración y el pesimismo.


Para disfrutar unos momentos y estimular nuestras capacidades creativas y transformadoras, aunque sea en lo mínimo del día a día, os invito a algunas actividades lúdicas.

 

Entre éstas os sugiero para los que puedan hacerlo:

1)    Visitar el Museo del Prado y/o el Museo Thyssen de Madrid

2)    Ver en cine: Roma, Bardo, La gran belleza, Plan 75 o Cinco lobitos entre otras

3)    Leer novela, poesía, historia o ensayo ( Elizabeth Strout, A. Muñoz Molina, José Hierro, Pinker…)

4)    Escuchar música de cámara (Bach, Mozart,Beethoven…) y jazz de todos los tiempos 

5)    Pasear, hacer deportes, bailar, pintar…

6)    Reunirse con amigos

7)     Para finalizar unos poemas y una pieza musical:

 

 

Me celebro y me canto a mí mismo (Walt Whitman) 

 

Me celebro y me canto a mí mismo.

Y lo que yo asuma tú también habrás de asumir,

Pues cada átomo mío es también tuyo.

Vago al azar e invito a vagar a mi alma.

Vago y me tumbo sobre la tierra,

Para contemplar un tallo de hierba.

 

Mi lengua, cada molécula de mi sangre formada por esta tierra y este aire.

Nacido aquí de padres cuyos padres nacieron aquí y

Cuyos padres también aquí nacieron.

A los treinta y siete años de edad, gozando de perfecta salud,

Comienzo y espero no detenerme hasta morir.

 

Que se callen los credos y las escuelas,

Que retrocedan un momento, conscientes de lo que son y

Sin olvidarlo nunca.

Me brindo al bien y al mal, me permito hablar hasta correr peligro.

Naturaleza sin freno, original energía.


                                    **


Otro tiempo vendrá (Ángel González)

 

Otro tiempo vendrá distinto a éste.

Y alguien dirá:

«Hablaste mal. Debiste haber contado

otras historias:

violines estirándose indolentes

en una noche densa de perfumes,

bellas palabras calificativas

para expresar amor ilimitado,

amor al fin sobre las cosas

todas».

 

Pero hoy,

cuando es la luz del alba

como la espuma sucia

de un día anticipadamente inútil,

estoy aquí,

insomne, fatigado, velando

mis armas derrotadas,

y canto

todo lo que perdí: por lo que muero.

 

 

Destino alegre. (José Hierro)

 

Nos han abandonado en medio del camino.

Entre la luz íbamos ciegos.

Somos aves de paso, nubes altas de estío,

vagabundos eternos.

Mala gente que pasa cantando por los campos.

Aunque el camino es áspero y son duros los tiempos,

cantamos con el alma. Y no hay un hombre solo

que comprenda la viva razón del canto nuestro.

 

Vivimos y morimos muertes y vidas de otros.

Sobre nuestras espaldas pesan mucho los muertos.

Su hondo grito nos pide que muramos un poco,

como murieron todos ellos,

que vivamos deprisa, quemando locamente

la vida que ellos no vivieron.

 

os furiosos, ríos turbios, ríos veloces,

(Pero nadie nos mide lo hondo, sino lo estrecho.)

Mordemos las orillas, derribamos los puentes.

Dicen que vamos ciegos.

 

Pero vivimos. Llevan nuestras aguas la esencia

de las muertes y vidas de vivos y de muertos.

Ya veis si es bien alegre saber a ciencia cierta

que hemos nacido para esto.

 

De «Tierra sin nosotros» 1947

 

Para terminar, mientras reflexionamos sobre estos poemas escuchamos a Diana Krall

 

https://youtu.be/fk6JtDhA7WI

 

 

Hasta la próxima. 

Un abrazo a todos

 Pepe Herrera

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