Relato breve: Nostalgia.JP

 

Nostalgia

 Joaquín Peral




Hay palabras que uno conoce y que siente que entiende su significado, aunque a veces no haya reflexionado demasiado sobre el mismo. Me pasó esto la otra noche con la palabra nostalgia.

Esta palabra viene del griego clásico que significa regreso y dolor. Es un sentimiento de tristeza mezclado en ocasiones con placer y afectos cuando una persona piensa en tiempos considerados mejores o felices del pasado. También se entiende como un sentimiento de anhelo por un momento, situación o acontecimiento pretérito. Expresa a veces de igual modo, sufrimiento al pensar en algo que se ha tenido o vivido y ahora no se tiene.


 Como dice Mariano Ibérico, filósofo peruano, la nostalgia mezcla un sentimiento de encanto ante el recuerdo de lo ausente o desaparecido en el tiempo. Es como un anhelo de retorno que quisiera transponer la enigmática distancia que separa el ayer del hoy y el deseo de reintegrar las personas o sentimientos y situaciones a un estado que ya el tiempo ha abolido.

Ese sentimiento de nostalgia sentí la otra noche estando solo en el salón de mi casa.


Tras un día caluroso estaba anocheciendo y ya había comenzado a refrescar.  Mi mujer trabajaba en el ordenador, uno de mis hijos estaba estudiando en su habitación y yo me senté a solas en una esquina del salón desde donde observaba todo el ambiente. Puse una selección de composiciones de música de cámara y me dejé llevar por las notas musicales. Dejé el libro que tenía entre manos y en la penumbra del atardecer miré el salón de casa, sus muebles, cuadros y otros detalles del ambiente. La música sonaba suave y quizás sea por ello y por esos instantes de soledad en esta habitación de la casa que comencé a recordar momentos, circunstancias y a personas que en estos últimos años habían estado allí, en ese acotado espacio arquitectónico pero inmenso en recuerdos familiares.


Al recordar me parecía casi verlos. Estaban allí mis cuatro hijos, mi sobrino y su pareja, mis suegros, algunos de mis amigos, mi mujer y yo mismo, pero más joven. Recordé cumpleaños de mis hijos, la familia feliz, cada uno con su proyecto del momento, la alegría de las celebraciones en navidades y también la peculiar familia que conseguí tener a lo largo de muchos años.

Ahora ya no viven mis suegros, han fallecido, pero vienen a mi memoria las observaciones lúcidas e inteligentes de Antonio. Le admiré siempre por su conocimiento de la vida y de las personas. En aquel instante me parecía tenerlo enfrente mío puntualizando algún hecho o sonsacándome alguna opinión de la actualidad política.

 

Mientras estaba sentado en mi sofá y escuchaba música muy en segundo plano, sentía en esa tarde que veía o revivía esos instantes de la alegría contagiosa de mis sobrinos llenando los momentos felices de la infancia de mis hijos pequeños. 

Tenía en mi remembranza sentado alrededor de la mesa a mi hijo Jorge que ahora está tan distante geográficamente y lo echo mucho en falta. Su carácter y su capacidad de emprendimiento son admirables pero que ahora solo lo percibo a través de miles y miles de kilómetros. La existencia es compleja y por circunstancias variadas y no muy sencillas, vive ahora muy lejos de su querida Andalucía. Recordé también las últimas navidades que me visitó mi hija mayor. Me parecía también que en mi visión de aquel atardecer, mis hijos, los menores, seguían siendo pequeños pero la realidad me lo desmentía al instante. También estaban dos de mis amigos entrañables que hace unos años y presintiendo que yo estaba pasando malos momentos, vinieron desde otro continente a pasar unos días conmigo y ayudarme en aquella situación.

 

 Observé también algunas fotos familiares y miré unos cuadros pintados por mí ya hace muchos años y me percaté que van desvaneciéndose la intensidad de los colores por descuido o por el paso inexorable del tiempo. Van perdiendo vitalidad, lo mismo que soy consciente que me pasa también a mí. El tiempo es imparable y nuestra estructura somática y cerebral son víctimas de ese transcurrir temporal.

Quizás a mis padres les pasó hace tiempo algo parecido, pero yo no supe verlo. La nostalgia de las cosas pasadas, se incorporan o se hacen presente en algún instante de la existencia sin que lo hayamos buscado. Irrumpe sin aviso y nos traslada en el tiempo y el espacio atravesando sentimientos diversos y a veces inescrutables.  Esa tarde, en mi casa estuvo favorecido por el atardecer, la música y la soledad momentánea o vaya a saber porqué.


Lo cierto es que en mi caso ese sentimiento fue agridulce y me llevó a tener la sensación de las cosas vividas y de la imposibilidad de controlar el tiempo y las incalculables circunstancias que marcan la vida personal y familiar. Aquel sentimiento de nostalgia acrecentó también la frustración por la imposibilidad de cambiar algunas experiencias vividas.

También puede ser que los sentimientos que me invadieron aquella tarde sean solo por mi tendencia personal a la nostalgia, es decir mi intento de recuperar momentos y situaciones que el tiempo ya ha abolido. En fin, la nostalgia, ese sentimiento tan humano se apoderó de mis pensamientos en aquel anochecer de verano.

 

 

 

 

Comentarios

  1. Jose Carlos Escudero Valera18 de abril de 2024, 11:29

    Muy emocionante Pepe. Y que gran fuerza evocadora. Gracias ❤️

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