Entrevista a Ricardo Ponce, un quimérico amigo

Entrevista a Ricardo Ponce, nuestro quimérico amigo. Una opinión como cualquier otra...


 


 

Querido Ricardo, parece que vuelves desde Hades y por un favor muy especial de Caronte, que de vez en cuando te permite venir a estar un rato con nosotros que nos aprovechamos de tus observaciones menos apasionadas. Por ello  no perderé el tiempo y te comienzo a preguntar sobre nuestra actualidad y de las dudas que me asaltan.

 

P. ¿Los humanos, repetimos los errores en la historia que nos llevan a situaciones dolorosas?

 

R. A pesar de venir de Hades no creas que tengo todas las respuestas si no simplemente una visión más extensa y general de la historia humana. En el tiempo tan prolongado que creemos conocer desde el origen de nuestro planeta la propia historia de las sociedades humanas es bastante corta. Somos una especie que no terminamos de alejarnos totalmente del comportamiento de nuestros ancestros los simios. Somos primates, tribales, territoriales, agresivos y tratamos de limitar esas características con la cultura, conocimientos y valores solidarios que favorecen al todo. Pero no siempre lo logramos y tenemos ascensos y descensos en lo que llamaríamos el progreso. 

 

P. Desde tu visión  ¿cuáles son los principales problemas a los que nos enfrentamos?

 

R. El cambio climático y la influencia humana en el mismo; la creciente desigualdad social mundial; el crecimiento de la extrema derecha; la escalada bélica en muchas zonas del mundo y ahora la peligrosa situación derivada de la invasión rusa a Ucrania.

Estos problemas están interrelacionados y a su vez producen múltiples efectos secundarios o colaterales en la vida cotidiana de la gente. Aunque parezcan lejanos otros problemas más domésticos están también relacionados con lo anterior. Me refiero a las desigualdades territoriales en el mundo y dentro de los territorios, de sectores laborales que ven empobrecer sus vidas; el deterioro de la educación tanto en su extensión como en la calidad; la desigualdad respecto a la mujer siendo esto extremo en algunos lugares del mundo; el resurgimiento de los nacionalismos, la autocracia, las democracias iliberales y la amnesia histórica recurrente pasadas unas generaciones de lo ya vivido. Todo esto a veces está agigantado por la influencia creciente de las corporaciones multinacionales tecnológicas que vulneran y limitan las libertades, erosionan la democracia y ejercen cada día más un control de nuestra privacidad y de nuestras libertades condicionando respuestas que favorecen la involución de los principios que mejoraron el mundo en los últimos siglos.

 

P. Vayamos a la actualidad. Respecto a la invasión de Ucrania, ¿qué piensas al respecto?

 

R. Creo que es un problema de enfrentamientos por la influencia en bloques geopolíticos y económicos matizados por el autoritarismo de Putin y la inflexibilidad estadounidense.

Para ello se apelan a sentimientos nacionalistas y de pasados imperiales para iniciar una confrontación que aún no se sabe donde va a terminar. En guerra todos mienten pero algunos menos que otros ya que tienen un control informativo mayor por los mecanismos democráticos de cada sociedad. En la disputa por el hegemonismo mundial de los bloques geopolíticos entre China y Estados Unidos, Rusia intenta resituarse y conseguir una tajada del pastel. Lo lamentable es que esta lucha de intereses traiga consigo  destrucción, sufrimientos y pobreza a tantos ciudadanos que querrían llevar una vida “normal” con su quehaceres y pequeños proyectos personales o familiares.

 Probablemente se pudiera haber evitado este sanguinario conflicto pero Estados Unidos fue inflexible y no movió pieza respecto a las reivindicaciones de Putin de evitar el avance y cerco que se venía realizando desde la OTAN a Rusia en las últimas décadas incumpliendo ciertos acuerdos tras la caída de la Unión Soviética. Por otro lado, Putin un autócrata sin escrúpulos viene desde hace tiempo hipertrofiando el nacionalismo y los sentimientos “imperiales” de sectores de la población y tenía ya decidida también la invasión aunque probablemente se equivocó en la dimensión del conflicto que pensó que sería similar a la anexión de Crimea. Europa no se esperaba esta situación y ha ido de remolque en los acontecimientos y respuestas a estos hechos. Es aún mucho más grave este conflicto que otros ya vividos porque en este está latente la tercera guerra mundial y la amenaza de armas nucleares lo que lleva al mundo a una situación muy difícil.

 

P. En general, en occidente ha sido mayoritaria la repulsa a la invasión de Putin a Ucrania. Sin embargo sectores de la izquierda no han sido tan categóricos al respecto. ¿Por qué piensas que han reaccionado así?

 

R. La actitud de la izquierda no ha sido unánime. Hay sectores que siguen viendo a Estados Unidos como el mayor enemigo del progreso y de las libertades y no calibran bien la ideología de Putin y China que son en sus áreas de influencia tan liberticidas como lo fue o es Estados Unidos en muchas zonas del mundo. Esa mirada los hace dudar en el  repudio a Putin que sin duda ha cometido una acto ahora y con las libertades en su país, horroroso que muchos de estas voces de la izquierda jamás dudarían en condenar dentro de “occidente”. También hay corrientes populistas de izquierda que al igual que las de derecha han coqueteado con Putin para conseguir influencia en sus propios países. El “no a la guerra” fue un grito unánime dentro de los sectores progresistas antes del inicio del conflicto, en la etapa en la que aún había esperanza de evitarlo. Pero tras los más de 80 días que llevamos de la invasión con destrucción hasta las ruinas de las ciudades, muerte, exilio y violaciones, ¿se puede no ayudar al pueblo Ucraniano que mejore su defensa?. Sectores de la izquierda se opusieron a la ayuda militar a Ucrania, pero no ofrecían alternativas para  detener a la maquinaria de matar de Rusia.

Otro argumento que usó la izquierda es el que en el parlamento de Ucrania había filonazis. Eso es cierto; también los hay en otros países democráticos. La imperfección actual de la democracia ucraniana ¿es peor que el autoritarismo represivo de Rusia?. Si es que hay diferencias, ¿eso justifica no condenar la brutal agresión de Putin que pone en riesgo la paz mundial y el temido enfrentamiento nuclear que podría llevarnos otra vez a una situación inimaginable para toda la humanidad?. Sin duda que hay que seguir pugnando con una salida negociada que pare la guerra y el sufrimiento y odio que permanecerá por generaciones tras este conflicto bélico del grande y más rico contra el pequeño y más pobre. Seguramente un acuerdo para terminar el conflicto no será del gusto de todos pero es importantísimo y fundamental que se logre ya que lo se está jugando el mundo es muy importante. 

 

P. Pasando a otro tema. ¿Por qué piensas que en Europa y otras partes del mundo está creciendo la ultraderecha?

 

R. No soy experto en ciencias políticas para responder adecuadamente a esa pregunta pero desde mi humilde posición pienso que responde a causas multifactoriales como la globalización que hasta ahora produce más desigualdad social en los países y a nivel mundial, la externalización de grandes sectores productivos a China o Asia; el paro, la precariedad laboral, la falta de futuro en los jóvenes, el impulso de los nacionalismos identitarios que tan bien se le da a la derecha desde siempre, el abandono del campo, de los barrios marginales, el desencanto con las élites gobernantes, la amnesia histórica en la sociedad sobre lo que históricamente hizo la derecha y extrema derecha en diferentes países a lo largo del tiempo y también el problema de los flujos migratorios junto a las crisis cíclicas que el neoliberalismo provoca en las sociedades actuales. Además de todo lo anterior, en el auge de la extrema derecha también hay que considerar como factor la mala respuesta de la izquierda a todos esos problemas. Con frecuencia y en muchos países las corrientes de izquierda están confundidas entre lo superfluo y lo verdaderamente importante, pareciera que el árbol les tapa el bosque y están más en ocasiones en los matices del lenguaje que afrontando decididamente a los problemas arriba mencionados.  También la izquierda ha sido impregnada de populismo y hasta de nacionalismos que las desnaturalizan. Otro tema importante es el empleo excesivo del postureo izquierda-derecha sin explicar los contenidos ideológicos y de valores que hay tras esa diferenciación que a veces solo parece ser eslogan del marketing político.

 

P. ¿Qué se puede hacer para frenar a la ultraderecha?

 

R. No dejarle que se apropien de banderas que siempre han sido de la izquierda y por lo tanto hay que realizar una actividad pedagógica para esclarecer las diferencias y explicar que defiende cada cual. Para ello hay que estar cerca de la gente y buscar soluciones a los problemas. La globalización es imparable pero hay que luchar por una  reconducción hacia la salvaguarda de los intereses de las clases más populares. Hay que ocuparse de los problemas de los trabajadores, re-impulsar los sindicatos, ocuparse del campo, de los pescadores, de los pequeños productores, de las libertades, de los emprendedores, de la cultura y de la ciencia y advertir de los populismos tanto de derechas como de izquierdas y para ello hay que hacer “docencia” en la realidad alertando sobre los peligros de los que no creen en el estado de derecho, en la construcción europea, marcar el riesgo de no dar respuesta clara en algunos países sobre la presión migratoria, y luchar para mantener alejadas todas las “creencias religiosas” del funcionamiento institucional y democrático de la sociedad.

 Exigir y dar testimonio personal en la conducta de los políticos con su forma de vida y valores para que el hacer política no sea una forma de medrar en la sociedad si no un aporte personal a la mejora de la convivencia y al nivel de vida de la ciudadanía. Explicar que es ser de izquierda y que es ser de derecha en la sociedad actual. Hacer ver que tras esas nominaciones hay valores. Los primeros deben estar por la libertad, el progreso, el disminuir las desigualdades y conseguir una sociedad más equilibrada en los aportes para el progreso de la misma. Sin embargo los segundos están “siempre” con la cantinela de disminuir los impuestos a los más ricos, pretenden reintroducir a la iglesia en la influencia institucional que presione a los ciudadanos, ofrecen como solución a los problemas de la pluralidad social la mano dura, rechazan leyes de progreso e igualdad, y solo exaltan simbología patriotera y folclorismos y no valores de convivencia de una sociedad moderna. Tienden siempre al “retorno” a otras épocas donde los derechos y libertades estuvieron menguados o fueron nulos.

 En fin, en los problemas del día a día, hay que explicar con que valores se mueve cada cual y no estar simplemente llenándose la boca de izquierda o derecha. En suma, explicar que para alguien de izquierda la pobreza es casi siempre consecuencia de una mala distribución de la riqueza que favorece a los más acomodados y que se puede mejorar; sin embargo para la derecha la pobreza estará a menudo  más relacionada con la vagancia, la falta de capacidad de emprendimiento y cuestiones más individuales y no sociales. 

Hay que desmontar las  supuestas soluciones fáciles a problemas complejos que ofrece la ultraderecha. Por último, y aunque parezca algo menor lo que hace crecer también a la extrema derecha es la desafección política secundaria a la mala imagen que dan los parlamentarios o políticos en general frente a los medios de comunicación. Parecen a menudo “personajillos”enfadados y obcecados en mostrarse poseedores de la verdad y teatralizan enfrentamientos ridículos en el lenguaje y en las formas donde todo el que no pertenezca a su corriente es un enemigo maligno a abatir. Eso produce un alejamiento de los ciudadanos que no perciben que sus representantes se ocupen verdaderamente de sus problemas. Las formas en el comportamiento político y la coherencia en la vida personal con los ideales que se dicen defender tienen una importancia superlativa desde mi punto de vista.


P. ¿Qué opinas de la ultraizquierda?


R. La ultraizquierda del pasado siglo ha desaparecido dejando atrás solo unos recuerdos de lucha violenta, armada y reguero de víctimas sin conseguir nada valioso para la ciudadanía. Las corrientes actuales de extrema izquierda son otra cosa. Antes debo decir que debiéramos acordar que es centro o extremos tanto en derecha como izquierda para hacer un análisis adecuado. Pero ese asunto lo dejaremos para otra vez. Las corrientes de extrema izquierda, al menos en Europa, son algo populistas, en ocasiones están contra el proyecto europeo y coquetean con los nacionalismos identitarios (que son la antítesis de lo que es ser de izquierdas) y también con frecuencia en su "enfrentamiento" con lo que ellos llaman la élite adoptan posturas dudosas en su defensa del estado de derecho y de la separación de poderes. Están más en la superficie y no en las esencias. Son hábiles en la oposición pero poco útiles a la hora de gobernar un país plural. Como casi todos los populismos.

 

P. Tengo unos amigos que en broma dicen que ante la realidad que tenemos por delante están en una fase de “pesimismo antropológico”. ¿Qué le dirías a ellos?

 

R. Todos pasamos por periodos así pero los que se han educado y vivido dentro de un marco de valores donde la justicia, la igualdad, la fraternidad, la paz, la tolerancia, el amor al conocimiento y los valores democráticos, superarán esa crisis y seguramente con más energía volverán a defender esos valores. A menudo la gente de izquierda tiene una "ansiedad histórica" de ver en su propia vida personal la culminación de sus anhelos de progreso pero el  ritmo de la historia va más lento y los verdaderos cambios para la sociedad se dan en varias generaciones. Objetivamente si miramos la historia en toda su extensión se sabe que de forma general estamos viviendo, a pesar de la realidad que nos rodea, uno de los mejores periodos de la humanidad. Además te lo dice alguien que ya no está para vivirlo en persona. 

Se me ha acabado mi visita periódica, así que te dejo amigo. Hasta la próxima.

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