Editorial. "La gran equivocación". José Herrera Peral

Editorial: “La gran equivocación”





Queridos amigos:


Antes que nada quiero disculparme por la extensión de algunas de las editoriales y sobre todo por la de hoy. Dado que los que la leen son amigos o conocidos, abuso de su confianza y lo dejo librado a sus ganas de querer leer o no estos párrafos largos de temas que a mí me parecen de interés. Disculpadme. 


Hoy después de ducharme y desayunar, estaba leyendo un mediocre libro de Murakami, mientras escuchaba canciones que en mi juventud, ya hace mucho tiempo, estuvieron de moda. Fue en ese instante cuando entró una noticia en mi móvil que informaba de la invasión y bombardeo de Israel en el Líbano y otra vez en Gaza. Sentí que en aquel momento se acababa mi lectura ya que me puse a pensar como otras tantas veces, en las guerras y en la violencia entre los humanos.


Equivocarse es elegir desacertadamente una actitud, un camino o una opinión entre otras cosas. Las personas nos equivocamos a menudo. Yo mismo, me he equivocado multitud de veces y ello casi siempre conlleva consecuencias personales o en el entorno de nuestra vida cotidiana. Pero cuando el que se equivoca es un gobierno, las secuelas de esa equivocación pueden llegar a ser catastróficas. Tal es el caso, desde mi humilde punto de vista, lo que le está ocurriendo al gobierno de Israel. 

Este gobierno liderado por Netanyahu que a su vez está arropado por ministros fanáticos, retrógrados y supremacistas, ha elegido la estrategia de la violencia indiscriminada y desproporcionada al reivindicar su derecho a la defensa del estado. El sanguinario atentado terrorista realizado por Hamás el año pasado desencadenó una respuesta aún más violenta y sanguinaria en Gaza que hasta ahora ha producido más de cuarenta mil muertos, millares de heridos y mutilados, decena de miles mujeres y niños muertos y la destrucción de hogares, hospitales, escuelas e infraestructuras que deja a toda la población en la más absoluta desprotección. 


Además todas estas medidas se han realizado vulnerando todas las leyes internacionales  y el derecho humanitario que la sociedad global había conseguido consensuar. El terrorismo es una vuelta atrás de la humanidad pero más grave es, si este tipo de violencia la práctica un gobierno democrático. El mundo tras la segunda guerra mundial tomó conciencia clara del sufrimiento que había tenido el pueblo judío y no solo por la acción de los nazis, sino a lo largo de la historia. Ello creó una solidaridad profunda con este pueblo que ahora comienza a resquebrajarse por la inutilidad, barbarie y falta de inteligencia política del gobierno actual de Israel y de los países que lo apoyan. EL pueblo judío tiene todo el derecho, al igual que cualquier otro pueblo, a vivir en paz y defenderse, pero esa política defensiva no puede quedar en manos de un matón vengativo que cree que a base de sangre protegerá así a su pueblo.


En las guerras puedes a veces ser o no ser, puedes tener a los tuyos cerca o perderlos; puedes tener tu casa o no tenerla; puedes tener hospitales o no tenerlos; puedes tener escuelas o no tenerlas; puedes tener electricidad o no tenerla; puedes tener agua o no tenerla; puedes tener alimentos o solo hambre; puedes ser libre o perder la libertad; puedes vivir en serenidad o transfigurado por el miedo; en fin las guerras solo son destrucción y sufrimiento pero desgraciadamente hay quienes las anhelan, las producen y además se benefician de ellas. La mentira es el arma más usada pero con ella y otras más concretas,  se instaura el dolor y el terror en todos.


En la historia de la humanidad siempre ha habido crisis, amenazas o conflictos que produjeron en cada momento sufrimiento y dolor individual y colectivo. También es cierto que en cada periodo estas situaciones afectaban más a un sitio geográfico que a otro, aunque con el tiempo, estos males llegaban a todos. Pero a lo largo de los siglos, la violencia y agresividad interespecie, sea expresada a través de disputas de reinados, estados nación o intolerancia étnica o religiosa, ha estado presente desgraciadamente siempre entre nosotros.


Después de la catastrófica segunda guerra mundial donde murieron más de cincuenta millones de personas, países destruidos, holocaustos y uso de armas atómicas, pareció que la humanidad, o al menos una parte de ella hubiéramos aprendido que había que intentar evitar estos conflictos, por lo que surgieron la elaboración de los derechos humanos, leyes para evitar o regular los conflictos bélicos y una organización que integrase a todos los países con la finalidad de conseguir esos objetivos.

A la vista de nuestro presente pareciera que no lo hemos conseguido o que estamos afrontando enormes dificultades para que se alcancen esos fines tan deseados por la mayoría de las personas del planeta.


Sin duda vivimos un momento muy complejo. La globalización sobre todo con sus secuelas tras la crisis del 2008, la pandemia, las disputas geoestratégicas entre USA y China o el resurgimiento de los nacionalismos, populismos, racismos y xenofobia, enrarecen y producen un presente y futuro muy incierto. Si a todo ello, le sumamos el incremento desmedido de las desigualdades sociales en todos las áreas del mundo, las dificultades para el progreso individual o familiar, el cambio climático o el increíble poder de las corporaciones tecnológicas, ya el panorama es desolador y muy pesimista.


Aún así, no hay otro camino que oponerse a esos derroteros y buscar soluciones a todos esos retos indagando también en la génesis de esos riesgos. Si no entendemos porqué resurgen los nacionalismos excluyentes o los fundamentalismos religiosos entre otras cosas, difícilmente podremos atinar en encontrar soluciones si no conocemos las causas de la reaparición de esos fantasmas apocalípticos de la humanidad.

El enfoque de estas cuestiones sin duda, que la harán mejor, especialistas en las diferentes materias y políticos comprometidos con la igualdad, justicia, libertad y solidaridad en el mundo. 

Yo, ciudadano entrado en años, solo intento comprender con mis escasos conocimientos el panorama actual. Ello con frecuencia me conduce a hacer generalizaciones que muchas veces tranquilizan mis ansiedades pero que también a menudo me conducen a dudas o errores. 

Generalizar, se entiende como la acción de considerar y tratar de manera “general” cualquier punto o cuestión.


En la sociedad en que vivimos, a menudo estas generalizaciones nos llevan a cometer errores de apreciación o a interpretar incorrectamente la realidad.


Una de las claves para mitigar o disminuir este tipo de interpretaciones generalistas es cuestionarnos ese pensamiento, para adquirir perspectiva y poder abrir nuestra mente a otras posibles apreciaciones. ¿Cómo hacerlo?. Quizás la mejor manera sería captar ese pensamiento generalizador y someterlo a una serie de preguntas como… ¿Qué evidencia tengo de que lo que pienso es verdad?, ¿existe una explicación alternativa?, ¿qué ventajas me da esta forma de pensar?, ¿dónde está demostrado que es así? o ¿hay pensamientos más útiles? ¿qué sienten las personas que están en el medio al que yo me estoy refiriendo?, y muchas otras más.


En el momento en el que nos pongamos a contestar estas cuestiones comenzaremos a darnos cuenta de que nuestro pensamiento quizás era un poco exagerado o erróneo y que existe también otra forma de enfocar la situación.


Mi preocupación por muchos temas que aparentemente no me afectan en este momento de forma directa o personal, seguramente estará mediada por esa cualidad humana que es la empatía.


Aristóteles afirmaba que el ser humano es un animal político, es decir, que es una criatura social: vive en manadas llamadas familias, clanes, grupos, aldeas, pueblos, ciudades o naciones y siente necesidad de juntarse con otros semejantes para poder realizarse como tal. En ese proceso se generan unas normas de convivencia en principio no escritas en que generalmente el individuo se preocupa por los otros y más allá de los otros por la colectividad. 


La empatía es la capacidad que tiene una persona de comprender las emociones y los sentimientos de los demás, basada en el reconocimiento del otro como similar, es decir, como un individuo similar con mente propia. Por eso es vital para la vida social. Además consiste en entender a una persona desde su punto de vista en vez del propio, o en experimentar indirectamente los sentimientos y percepciones del otro. A lo largo de las últimas décadas, se realizaron investigaciones que permitieron establecer una relación entre la empatía y las distintas partes del cerebro. Es así, que una de las áreas neurales que más implicada está en el  circuito de la empatía es la corteza prefrontal medial. La función de ésta es procesar información social para poder hacer una comparación entre la perspectiva de uno mismo y la de otro individuo. En resumen, la empatía es una consecuencia de la evolución.


Además de esa zona del sistema nervioso central, hay otras estructuras cerebrales involucradas en la empatía. En primer lugar, el giro frontal inferior ejerce un rol importante en el reconocimiento de las emociones de otros individuos, hecho que permite el inicio del proceso de empatía en los sujetos.

Por otro lado, la conjunción temporo-parietal derecha también es otra de las bases neurales de la empatía. Permite adoptar la perspectiva de otra persona para imaginar sus reacciones emocionales o su dolor, función que es similar a la de las estructuras mencionadas anteriormente. 

Tras leer esto en un artículo, traté de imaginarme lo que siente un ciudadano israelí desde que nace. Siente que los países que rodean al suyo quieren su desaparición y se percibe desde niño amenazado por sus “vecinos”. En ocasiones como las del pasado 7 de octubre de 2023, se le reavivan los temores, los miedos y las alertas vitales. Me imagino también lo que sentirán los familiares de los rehenes que aún siguen secuestrados por Hamás.

También pensé en un palestino, que no tiene ni país reconocido, que ha nacido al igual que sus padres como un refugiado y que ahora se ha quedado sin casa, sin sanidad, sin agua y ha perdido a gran parte de su familia por las bombas israelíes. ¡¡Qué horror de vidas la de los dos!! La del palestino y la del israelí...

La empatía que siento por los que sufren, me invade y por momentos me deja perplejo al aproximarme en su dolor.


Los trastornos que presentan una afección de la empatía asociado a una recurrencia crónica de conductas antisociales o anti-humanitarias son definidos como psicopatías. 


Volviendo a nuestro presente, me pregunto a mí mismo, separando por un momento otros aspectos importantísimos, como los geo estratégicos, rencores del pasado, desigualdades profundas, miedos o injusticias históricas, sumadas a reivindicaciones absurdas motivadas por creencias religiosas, si los que lideran los conflictos actuales del mundo padecen además de rasgos psicopáticos. 

No lo digo por ingenuidad, pero me pregunto si la conducta o personalidad de Netanyahu, del líder de Hamás, de Putin u otros muchos más, ya que el listado es muy extenso, incrementan el terrible daño que se está haciendo a otros seres humanos. Para mí la respuesta es sí. Esto como otras veces me lleva a los conceptos del bien y del mal.


Carezco de formación en estrategias bélicas pero sí sé, por la propia historia, que a un grupo terrorista que funciona en células, no se lo elimina matando a toda la población de la que ha surgido el grupo en cuestión.  Con esa táctica- estrategia, se produce la inmensa injusticia de asesinar y mutilar a miles de inocentes sino que también, dada tamaña agresión, multiplica el efecto llamada a nuevos y futuros terroristas. Creo que esto lo sabe Netanyahu y sus ministros, pero no les importa, quizás porque carezcan totalmente de empatía o que por su fanatismo y mirada excluyente sean ya incapaces de ponerse en el sufrimiento de otros seres humanos. Esto también es válido para el que dio la orden en Hamás de efectuar el 7 de octubre del año pasado un crimen y atentado execrable entre los ciudadanos israelíes.  La mente de Putin probablemente tenga también un funcionamiento similar al igual que la de todos los que se frotan las manos con la venta de armas a un conflicto que parece que nunca acabará.


No creáis que pienso que estos problemas sean solo de individuos patológicos, ya que la historia, las desigualdades y los intereses de los poderosos de siempre, explican más globalmente estos conflictos, pero hoy ante la impotencia que siento ante la brutalidad de la guerra y el ser testigo a través de las noticias de tanto sufrimiento humano absurdo es que mi mente me ha conducido a la reflexión sobre la empatía y su ausencia, que quizás es una forma más de la maldad humana.


Terminando de escribir este texto llega la noticia de la respuesta a este clima bélico de la teocracia totalitaria que es Irán. Ha lanzado misiles para mantener una espiral de terror, probablemente deseada por algunos y que nos lleva a un abismo donde solo destaca la inconmensurable estupidez humana primitiva y tribal.


En ocasiones los sufrimientos y padecimientos a nivel individual pueden ser similares o equivalentes en las personas de un bando u otro, pero las responsabilidades de los creadores y gestores de estos conflictos, no. Este problema, el del próximo oriente, es tremendamente complejo y no fácil de resolver, pero los dirigentes de los bandos confrontados tienen la obligación moral y ética de buscar soluciones pacíficas, aunque lleven tiempo, para resolver  esta sinrazón del siglo XXI. Deben ajustarse a las leyes internacionales que regulan los conflictos y acatar las resoluciones que procedan de las Naciones Unidas. Los vetos de los grandes países en la ONU que favorecen el incumplimiento de gran cantidad de resoluciones mayoritarias de esta organización, deberían desaparecer, ya que si no sobre ellos caerá la responsabilidad del sufrimiento humano ocasionado por esas actitudes.


Bueno amigos, para dejar momentáneamente este tema ya que por momentos lo siento como insoportable, tengo la suerte de poder hacer un paréntesis para aislarme o quizás protegerme y os invito a escuchar la playlist que antes mencioné que estaba oyendo. Son canciones del siglo pasado pero creo que a muchos le va a producir buenos recuerdos. También comparto con vosotros unos poemas y una pintura del japonés Tsuguharu (Léonard) Foujita.


Espero que estéis bien. Cuidaos. Deseo de corazón que la locura que está extendiéndose por el planeta con diferentes expresiones, acabe. Para ello pienso que lo primero que tenemos que hacer a nivel individual es reflexionar sobre la estupidez humana y la multitud de manifestaciones de la misma. Creo que debemos presionar por todos los medios que tengamos a nuestro alcance a los políticos que nos representan para que aboguen por un alto el fuego en próximo oriente  e impongan el respeto a todos los consensos alcanzados hasta ahora para preservar la paz y la libertad en el mundo. Parece una utopía, o el deseo de un ingenuo, pero sin perseguir estos objetivos solo nos veremos abocados a tolerar o a acostumbrarnos a vivir en una realidad pavorosa. La lucha continua contra cualquier tipo de fanatismo, o nacionalismo y creencias excluyentes es hoy una tarea a emprender ya que es lo que está en nuestra mano, para disminuir o atenuar el dolor y sufrimiento humano.


Ojalá a corto plazo tanto los israelíes, como los palestinos y los árabes consigan dejar atrás a los “Netanyahu”, a los ayatolás y al terrorismo para construir una convivencia en paz. Hago un esfuerzo por coincidir con Byung-Chul Han que en su última obra defiende la  fuerza de la esperanza para cambiar la sociedad que hoy es sinónimo de desigualdad y sufrimiento.

Un fuerte abrazo a todos.

Pepe


Enlace de playlist


https://open.spotify.com/playlist/7v8A6sduv1RtrerU6dFVfW?si=ee37953e4f2641ee


                                            Obra de Tsuguharu (Léonard) Foujita



Solicito

una sublevación

de paz, una tormenta

inmóvil.

[…]

Un mismo canto pide

la justicia y la

belleza.

Sea la luz

un acto humano.

Se puede

morir

por esta

libertad.


[Antonio Gamoneda, «Sublevación»]



Entre el humo y la sangre,

miré los muros

de la patria mía,

como ciego miré

por todas partes,

buscando un pecho,

una palabra, algo,

donde esconder el llanto.


[José Agustín Goytisolo, «La Guerra»]

Comentarios

  1. Son tan amplias y tan largamente expresadas las reflexiones de Pepe Herrera sobre los conflictos existentes en el mundo que nos ha tocado vivir, focalizandolas como eje de su exposición en el conflicto/ enfrentamiento entre Israel (abanderado por Netanyahu) y los grupos terroristas (Hamas y Hezbola), apoyados, uno por EEUU y los otros por Iran, con interes de toda indole (poder, economicos etc,...) en las que mezcla areas cerebrales responsables de los diferentes comportamientos y sentimientos encontrados poniendose "en el lugar del otro", llámese niño israeli, niño palestino, asi como los conflictos entre los seres vivos desde que nos convertimos en homo sapiens, que me "invita" a aseverar que esto es una "circular en continuo movimiento (como el del hamster en su rueda), por lo que tengo la necesidad, la esperanza, más bien, aunque utópica, de que algún dia, como dice la canción de Miguel Rios en su intrrpretación del Himno de la alegria: ¡¡ que los hombres volveran a ser hermanos....!!. Pepe, enhorabuena por tu acertada exposición. Saludos, José Luis

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