Editorial. ¿Un refugio sólido?. José Herrera Peral

 Editorial

José Herrera Peral

¿Un refugio sólido?



Queridos amigos:


Hace ya unas semanas se ha producido el solsticio de verano en el hemisferio norte debido a los cambios de eje de la Tierra respecto al sol y ello nos ha traído una vez más la estación del calor. Esta estación también significará para algunos vacaciones y para otros, incluso más trabajo. Estos días largos y con unos atardeceres prolongados nos invita también en ocasiones,  a más reflexión sobre lo que nos acontece en esta vida.

Me pregunté a mí mismo si ante las circunstancias apremiantes o preocupantes de nuestra existencia tenemos mecanismos que nos brinden un refugio sólido. Esto me llevó a los siguientes pensamientos.


Durante la vida pasamos por multiplicidad de momentos en los que a veces predominan las alegrías y otras veces las tristezas o las preocupaciones. A su vez éstas suelen ser motivadas por asuntos personales, familiares y también del entorno social y político en el el que esté nuestra sociedad en cada circunstancia.


Las situaciones más dolorosas son las relacionadas con nuestros seres más íntimos y queridos pero también el presente, dominado por la incertidumbre social o política nos conduce a la necesidad de encontrar algún tipo de refugio que nos salvaguarde de los problemas y agresiones del exterior.


En la búsqueda de ese refugio, aunque sea temporal, intentamos encontrar a veces conscientemente y otras veces no, un lugar, un espacio o una actividad para sentirnos protegidos, aislados o menos vulnerables ante la realidad y así  poder abordarla a esta desde otros puntos de vista. Para mí uno de los refugios más sólidos que he conseguido tener, además de la amistad, ha sido la lectura, la literatura. Leer es refugio, saber, desarrollo de la empatía y de la solidaridad. También conocimiento de uno mismo lo que nos lleva a situarnos mejor en relación a los otros y a nuestro entorno. En suma, es una de las actividades más placenteras de la vida y además muy protectora.


                                                        Hombre leyendo. Pintura de J. Singer Sargent


Pero ¿qué es la lectura o cómo actúa en nosotros?. Podemos decir, primero que todo, que la lectura comienza cuando se da un estímulo sensitivo externo a través de los sentidos, es decir, cuando por ejemplo se fija la mirada en un texto escrito. Llegado ese estímulo al cerebro este descodifica, les da identificación y le asigna significado. La lectura es un fenómeno eminentemente neurológico y psicológico, entendida ésta como dar sentido a los símbolos. Es por esta razón que los diferentes medios de lectura, tanto el visual como por ejemplo utilizar el sistema braille, o aun escuchar una narración oral, parecen estimular las mismas zonas del cerebro en todos los seres humanos —aquellas relacionadas con el lenguaje y la imaginación— y evocan imágenes, ideas y sentimientos mediante mecanismos muy similares. Si bien la lectura parece ocurrir mayormente en la región de cerebro llamada lóbulo temporal (la principal zona del cerebro relacionada con el lenguaje), también tiene gran actividad en ella la corteza visual ubicada en el lóbulo occipital, que trabaja no solo para procesar información visual sino para recrear imágenes mentales así como relacionarse con otras regiones del cerebro esparcidas por toda la neo corteza. En el caso de los textos literarios es más evidente también la influencia en el área de las emociones como el sistema límbico y la amígdala entre los más importantes,

 

Pero no me referiré ahora a la lectura en general si no que en este pequeño texto haré referencia fundamentalmente a la literatura.

 

Según la Real Academia Española (RAE), literatura es el «arte de la expresión verbal, entendiéndose como verbal aquello que se refiere a la palabra o se sirve de ella y por lo tanto abarca tantos textos escritos como hablados o cantados. En un sentido más restringido, la literatura es la escritura que posee mérito artístico y que privilegia la literalidad, en oposición al lenguaje ordinario de intención menos estética y más práctica.

 El término literatura designa también al conjunto de producciones literarias de una lengua, de una nación, de una época o incluso de un género y abarca también al conjunto de obras que versan sobre un arte o una ciencia. 

El concepto de literatura ha cambiado con el tiempo por ser parcialmente subjetivo; en su sentido genérico es el conjunto de cualquier producción escrita u oral y, en su sentido restrictivo, se añade que debe tener un valor estético o intelectual.


Mario Vargas Llosa  considera que la literatura, a diferencia de la ciencia y la técnica, es, ha sido y seguirá siendo, mientras exista, uno de esos denominadores comunes de la experiencia humana, gracias al cual las personas se reconocen y dialogan, no importa cuán distintas sean sus ocupaciones y designios vitales, las geografías y las circunstancias en que se hallen, e, incluso, los tiempos históricos que determinen su horizonte.

Dice también este escritor que la literatura no comienza a existir cuando nace, por obra 

de un individuo; sólo existe de veras cuando es adoptada por los otros y pasa a formar 

parte de la vida social, cuando se torna, gracias a la lectura, experiencia compartida.

La literatura a menudo apacigua momentáneamente la insatisfacción vital de la existencia, pero, en ese milagroso intervalo, en esa suspensión provisional de la vida en que nos sume la ilusión literaria —que parece arrancarnos de la cronología y de la historia y convertirnos en ciudadanos de una patria sin tiempo, inmortal— somos otros. Más intensos, más ricos, más complejos, más felices, más lúcidos, que en la constreñida rutina de nuestra vida real. Tras leer este concepto del escritor hispano-peruano (que comparto totalmente), llegué a comprender lo que yo estaba sintiendo al leer la última obra de Richard FordSé mía” de Editorial Anagrama.


Para los que no lo conozcáis os cuento que este es un escritor estadounidense de 74 años actualmente y que tiene una gran cantidad de obras publicadas. La que mencioné antes es la última de una saga de un personaje llamado Frank Bascombe. Sobre esta saga ha publicado cinco novelas acompañando al personaje con edades en cada momento similares a la del autor.

En “Sé mía”, está la vida. El balance de un hombre que llega a la ancianidad, las relaciones familiares y sus fracasos, la enfermedad grave de un ser querido, la soledad, y también el entorno social que se vive en Estados Unidos caracterizado por la polarización política y las diversidad  de su población y de cada región de ese enorme país.

También en esta obra encontré un párrafo en el que un personaje trata de explicar qué nos aporta la literatura. Dice: "En ocasiones la narrativa logra explicarnos "qué causa qué en la vida". Qué causa nuestra lujuria. Qué causa nuestras culpas. Qué causa nuestras inquietudes y desesperaciones. Qué causa la alegría. Qué hace que la tragedia sea trágica y la comedia cómica, y cómo se unen ambas".


Como os decía antes, leer “Sé mía” ha sido una forma de aislamiento protector contra unas preocupaciones acuciantes en diferentes ámbitos de mi presente. Algo similar sentí con muchas otras obras que leí pero ahora destaco preferentemente las novelas de Elizabeth Strout, también escritora estadounidense y autora de una saga parecida a la de Ford.


Respondiendo a la pregunta del editorial puedo decir categóricamente que la literatura es un buen refugio para vivir mejor y protegernos de los problemas que nos afligen.

Sin duda también que para luchar contra esos problemas no bastará la buena literatura ya que tendremos que actuar o responder a estos según de que categoría se traten. Las agresiones derivadas de las enfermedades quizás solo podamos enfrentarlas desde la confianza en la ciencia médica, las circunstancias complejas familiares desde el amor, el cariño y una buena orientación psicológica. Pero tenemos otro grupo de enemigos del bienestar y de la paz que provienen de la inmensa estupidez humana de la que hasta ahora no hemos encontrado buenas soluciones a esos retos. Las conductas ligadas a ideologías absurdas e inútiles como los individualismos extremos, los caudillismos mesiánicos, los nacionalismos, los populismos, los patriotismos destructores, los imperialismos y el rechazo del “otro”, al parecer, nos seguirán persiguiendo durante un tiempo. Leo hoy que actualmente hay en el mundo todavía 67 países que castigan la homosexualidad y que en 11 países están condenados los homosexuales a la pena capital. En Afganistán siguen las mujeres tratadas como seres inferiores y se las somete a todas las vejaciones y atropellos siendo solo una muestra, la prohibición que tienen las personas de este sexo para recibir una educación completa e integral. Muchos países siguen organizándose bajo una idea teocrática del poder y en una continua preparación para violentar a sus vecinos o a quiénes piensen diferente de ellos. En fin, las manifestaciones de esta estupidez humana es inmensa y variopinta.


De modo que pienso que la estupidez e imbecilidad humana es uno de los peores problemas que tenemos como especie. Debemos enfrentarla en el día a día combatiendo y educando en contra de esa tendencia tan “humana” y también recordarlo cuando tengamos que emitir nuestro voto para elegir a los gobernantes. A estos les exijamos claridad, principios, coherencia y actuemos según nuestras ideas y no como parte de un colectivo solo basado en la inercia de la costumbre, la tradición o la pertenencia a un grupo determinado. Sin solidaridad, empatía o libertades y fuera de un estado de derecho fuerte, nos veremos solo abocados a repetir periodos históricos terribles y que ya nos parecían olvidados. En nuestro presente la estupidez y maldad humana tienen nombres y apellidos. Basta pensar en Putin, Trump, Netanyahu, Milei, Puigdemont, los plutócratas dueños de las grandes tecnológicas y otros similares, para que comprendamos el problema que tenemos por delante.


Bueno amigos, para terminar debo deciros que además de la literatura, otro adecuado refugio ante el entorno hostil es la música. Por ello os invito a escuchar junto a la música clásica convencional o el jazz que tanto me gustan, fragmentos de  bandas sonoras de algunas películas memorables (otro refugio). Los enlaces están más abajo. Sin dejar el tema "refugio" ya que en estos días también lo hemos hecho en el fútbol, os sugiero leer la breve columna de Manuel Vicent sobre este tema y que está al final de este texto.


Espero que estéis bien. Os deseo un buen verano y a los del hemisferio sur, un buen invierno. Cuidaos.

Un abrazo a todos

Pepe Herrera


** Libro recomendado



** Fragmentos de bandas sonoras de películas recomendadas

Dr. Zhivago

https://open.spotify.com/track/2ElBzrLXOnTEHbfn9tpzly?si=9dcac60f480e4198


Novecento

https://open.spotify.com/track/7zF9fdk38z9MeR6XJ3bPgX?si=80021d9e7be34eda


El padrino


https://open.spotify.com/track/3Ii2KG3YLrC0KNbuJKAFj2?si=ac612d63b7e74bc5



El poder del juego

  • MANUEL VICENT


Al parecer el primate aprendió a pensar y a desarrollar la inteligencia jugando. De hecho, al Homo sapiens actual sentado en las gradas del estadio le conmueve más el cerebro el gol marcado de cabeza por la escuadra en el descuento que da la victoria a su equipo, que haber levantado las Pirámides, construido el Partenón, inventado el alfabeto, escrito la Odisea, elaborado el teorema de Pitágoras, descubierto la ley de la gravedad, desarrollado toda la ciencia y la técnica necesarias para poder viajar a Marte. Recuerdo aquella noche en que los tres astronautas norteamericanos llegaron a la Luna. La gente observó la hazaña en silencio, entre incrédula y sobrecogida. No se oyó en los alrededores ni aplausos ni gritos. Los vecinos permanecieron callados. Algunos ni se lo creen todavía. 

En cambio, el famoso gol de Iniesta el 11 de julio de 2010 levantó una explosión casi planetaria de júbilo salido de las entrañas. Los científicos son admirados, los deportistas son adorados. Qué grandes serían Newton y Einstein si además supieran regatear como Mbappé. Al final de unos juegos olímpicos de la antigua Grecia hubo que demoler parte de la muralla de Siracusa, para que pudiera entrar en la ciudad la cohorte que acompañaba a uno de sus atletas, que volvía coronado con hojas de acebuche por haber vencido en la carrera de cuadrigas. 

Sin embargo, Arquímedes, que acababa de descubrir en la bañera el principio de física que lleva su nombre, recorrió desnudo las calles gritando ¡eureka! y lo tomaron por un loco. Hoy el mundo está estructurado como un circo, de manera que media humanidad permanece sentada contemplando cómo en la pista la otra mitad juega, hace el payaso y se degüella sin más. Puede que el dinero y la mafia instalada en los palcos de honor hayan podrido todo el deporte, pero hay un momento glorioso en la cancha en que el atleta arrebata ese segundo al tiempo, ese centímetro al espacio que estaban en poder de los dioses. Y solo por eso son adorados.

Publicado en El País

Comentarios

  1. Buena recomendación de bandas sonoras de películas. Gracias

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  2. Hola…recordar el sistema límbico y lo emocional. Para cualquier cosa que interese… es vital

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  3. Sí, gracias por la observación de "Desconocida". Sin duda que el área de las emociones, el sistema límbico y la amígdala cerebral están involucradas en el proceso de disfrutar y retroalimentar la "adicción" a la la literatura. Agregaré esa observación en el texto. Un saludo. Gracias.

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  4. Como suele ser habitual, me han gustado mucho las reflexiones de Jiaquin Peral sobre lo que él denomina "tener un refugio solido" y estoy de acuerdo que la gran mayoria de las personas lo tenemos, siendo diferente según las circunstancias que producen la necesidad de tenerlo, animicas emocionales, problemas de salud de uno mismo pero probablemente más si afecta a un ser querido próximo etc..., menos importante, sin dejar de serlo ,en mi opinión son otro tipo de "preocupaciones": sociales (derechos humsnos), educativas, politicas, etc.. En todas y cada una el "refugio solido" que necesitamos es diferente, pero todos los refugios que nombra (la lectura, la música etc..) a lss que añadiria una buena pelicula, un padeo a la orilla del mar o de un rio, a veces el silencio y dejar volar la imaginacion y como nó el futbol. Magnifico articulo de Manuel Vicent. Feliz verano. Saludos José Luis

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