Obituario: Dos compañeros que ya no están

 No solemos escribir necrológicas en Sinapsis pero hoy haremos una excepción.


Como sabéis un obituario es el comentario de una noticia sobre una persona fallecida hace poco tiempo. El obituario intenta dar un recuento del contexto, la trascendencia pública y el significado de la vida del recién fallecido. También se conoce al obituario como necrológica.

 

Días pasados un lector de esta revista me envió un texto que él había escrito de una necrológica sobre un colega médico que ambos conocimos y que había fallecido recientemente. Más abajo se publica esa nota.


                                                                       ***

 

Mientras preparaba los artículos de este número de Sinapsis falleció también otro amigo muy querido por mi. Este se llamaba Luis Eduardo Silberman aunque todos lo conocíamos como Luisi.

Este amigo también era médico, oncólogo y nos conocíamos desde hace casi sesenta años.



Compartí con él la adolescencia, la juventud, los estudios de medicina y también una experiencia muy particular como fue la de ser incorporados ilegalmente durante la dictadura de Videla para prestar servicios en un hospital de campaña que tenía el ejército argentino en la zona de la lucha contra la guerrilla de aquellos años.


Gracias a él yo pude mantener mi salud mental  en ese entorno de locura genocida y de vulneración de los derechos humanos.

Luisi era algo oscilante en su estado de ánimo pero casi siempre estaba alegre con sus amigos y compañeros; era bromista, sarcástico y de una inteligencia sobresaliente. 

Era de familia de origen judío, lo que le permitió una oportunidad de irse a Israel en los años de la dictadura militar argentina. Allí completó su formación, vivió en un kibutz y años después regresó a Argentina. 

 Era consciente de los peligros y persecuciones que los judíos habían pasado a través de la historia y eso se le notaba en las conversaciones privadas que tuvimos. Estaba integrado en la comunidad de su ciudad natal (Tucumán) y allí ejerció toda su actividad profesional desde la oncología recibiendo un sincero reconocimiento a sus valores por todos los que lo conocieron y por su pacientes.

Ya hace unos cuantos meses fue consciente que la larga enfermedad que le aquejaba lo había vencido y fue retirándose poco a poco a la intimidad de su familia que lo arropó con gran cariño y cuidados en los momentos finales de su vida.

Los que tuvimos la suerte de conocerlo jamás lo olvidaremos por el calor de su amistad, por sus bromas, por su inteligencia y por el buen hacer que marcó siempre su vida.

Mi querido Luisi, un abrazo muy grande.

Pepe Herrera

                                                                             ***

Como os comentaba al comienzo, días pasados me enteré por mi amigo Manuel García del Río del fallecimiento de Pepe Lucena, exmiembro del servicio de Neonatología del Hospital Materno Infantil de Málaga. Pepe Lucena para los amigos y compañeros fue una persona educada, amable, callada, responsable y dispuesta a participar de todos los objetivos que durante años en dicho hospital nos planteamos para mejorar la asistencia perinatal. 

Manolo García del Río me pidió que publicásemos esta breve necrológica escrita por él sobre este compañero que ya no está entre nosotros.

Necrológica


JOSÉ LUCENA TRAVÉ  





Se ha muerto Pepe, se ha muerto un hombre sin hacer ruido. Como era él, demostrándolo durante toda su vida. Se ha muerto un grandísimo hombre, difícil haberle visto un mal gesto, con unos valores difíciles de imitar. Con unas ideas religiosas profundas y envidiables.


Se ha muerto como lo que era, un hombre de bien, atendido por sus hijas y con la alegría de ver a su Toñi, que según él le decía algunas noches: “Pepe cuando estés aquí y veas la cara de Dios vas a alucinar”.

Ha muerto mi amigo de muchos años, de esos años que unen pues son años de trabajo y confidencialidad.


Pepe hizo la carrera de Medicina y la especialidad de Pediatría en Granada. Vino a Málaga para trabajar, en un principio en un Centro de Salud, posteriormente se incorporó al Hospital, antiguo “Carlos Haya“, en donde le conocí. Ahí fue Jefe de Sección de Neonatología. Al poco tiempo accedió a la Cátedra de Pediatría de la Universidad de Málaga, como Profesor Titular.


Tanto en el Hospital como en la Facultad de Medicina, dejó impronta de su buen hacer, no solamente como médico, sino también como excelente persona. Fue querido y admirado, tanto por sus compañeros, como por sus alumnos.


Ha muerto un hombre de los que el sí era sí y el no era no.

Ha muerto Pepe Lucena, mi amigo, mi compañero, mi compadre y no tengo más remedio que recordar el poema que dice “Cuando un amigo se va, deja un espacio vacío, que no lo puede llenar la llegada de otro amigo ..”


Efectivamente Pepe, me has dejado un espacio vacío que tú lo ocupabas con cariño y una amistad grande y llena de momentos buenos, malos y regulares, es decir, la vida misma y que hemos recorrido juntos durante más de cuarenta años.

Hasta siempre, amigo Pepe, dale un abrazo a Toñi y otro a Nena de mi parte y dile que no me deje, por favor.


Manuel García Del Río

Comentarios

Entradas populares