Editorial: "Desconcierto individual y social". José Herrera Peral

Editorial: “Desconcierto individual y social”


                                                                Pintura de Juan Belzunegui


Queridos amigos:


He tenido la percepción en estas semanas, tanto a nivel personal, como interpreto que ocurre en la sociedad en general, de desconcierto y desorientación.

Si entendemos desconcierto como el estado de ánimo de desorientación y perplejidad podríamos concluir que casi toda la humanidad está desconcertada. Antes de proseguir con este escrito os pido disculpas por lo anárquico del texto de este borrador pero por circunstancias diversas no pudo ser de otro modo.


Entrando en el tema que expresa el título, comienzo esta reflexión por mí mismo. Considero que soy un ciudadano preocupado por lo que pasa a mi alrededor, trato de estar adecuadamente informado, equivocado o no, aspiro a cambios en la sociedad que se plasmen en progreso, conocimientos  y que estén enmarcados en un ambiente de libertad y justicia y por supuesto en una democracia plena.


Hace unos días acudí a un coloquio-conferencia sobre el futuro de la sociedad actual, el papel de la ciencia y de la tecnología, y también sobre lo que algunos llaman post humanismo. Salí de aquel encuentro más preocupado que lo que estaba antes de asistir. 

Aunque se tocaron muchos temas y algunos explicados brillantemente por el profesor Antonio Diéguez (Catedrático de Filosofía de la Ciencia), quedaron en mí preocupaciones sobre algunos puntos que los menciono a continuación. Primero, tomé conciencia sobre las dificultades como país e incluso como continente, para decidir y  controlar sobre qué se debe investigar y también sobre la asimetría de poder al respecto que tienen USA y China en relación al resto del mundo. Pero aún me preocupó más, el saber que la decisión y poder en estas temáticas dependen de las grandes corporaciones tecnológicas que con frecuencia superan en influencia a los propios países mencionados y por supuesto a las demás naciones del resto del mundo.  También hay que destacar que China es un país totalitario y que está tomando la delantera en los avances científicos y tecnológicos y eso ya conlleva un riesgo muy importante para toda la sociedad mundial. La inteligencia artificial, la manipulación genética descontrolada y sin miramientos éticos y morales, puede llevar a la humanidad, si no se toman las precauciones necesarias, a un periodo de destrucción y retroceso en el campo de la paz, la igualdad y la configuración de un estado democrático sólido.


Quedé tan preocupado, que cuando casi al final de la charla se planteó la pregunta si que cosas podría hacer una buena ciencia para que nuestra especie sorteara los retos que tiene por delante en las próximas décadas, se dispararon en mi mente ingenua, algunas ideas a desarrollar. Pensé, si se prevé tan grande el poder de la ciencia y la tecnología para los próximos años, que habría que aspirar como objetivo post humanista, que se estudiasen  mecanismos biológicos que redujeran la agresividad inter especie; del mismo modo investigar para reducir o anular las áreas cerebrales que nos producen las conductas relacionadas con los sentimientos tribales, o de horda; habría que valorar los estudios de estimulación neurológica para conseguir cambios que favoreciesen la solidaridad y la empatía.  Además se debería impulsar la educación en general y la formación democrática como objetivos destacados. Pensé que también se debería legislar para que se limite drástica y severamente el acúmulo de riqueza personal, familiar o corporativa a nivel mundial.



Pero también hay que tener en cuenta que mientras una minoría privilegiada del mundo rico está preocupada e invierte miles de millones de dólares en investigación sobre la prolongación de la vida o para modular el envejecimiento y hacer de este un periodo con condiciones más saludables, el resto del mundo y sobre todo los más desfavorecidos, se siguen muriendo por hambre y enfermedades infecciosas que de afectar al sector del planeta más acomodado ya se habrían solucionado. Un ejemplo de esto son la malaria y la desnutrición infantil. 


Tras tener estas ideaciones ancladas en deseos me di cuenta que cualquier avance en este terreno podrá tener alguna eficacia si se hace globalmente. Pero allí volvemos a la cuestión de los estados nacionales y sobre todo si éstos son de carácter totalitario. En fin, concluí para mí mismo, que cualquier cambio importante en nuestro planeta pasará primero por ir “diluyendo” los estados y haciendo confluir a países y continentes,  si de verdad queremos afrontar no solo los riesgos del mal uso de la ciencia si no también la lucha adecuada contra el cambio climático, el riesgo de guerras nucleares y nuevas pandemias, que no respetarán como nunca lo han hecho, con los límites de los países de tan reciente creación si lo miramos desde una perspectiva evolutiva e histórica.


Tras esta desorientación que considero social, ya que observé que destacados científicos y filósofos apuntan hacia las mismas incertidumbres que las mías, pasé a mi desconcierto propiamente individual.

En este campo, además de los errores y autocríticas relacionados con mi vida personal, me aflige la situación política actual del mundo y de nuestro país. Esta temática, sin duda es más concreta y urgente que lo expresado anteriormente. 

Como ya lo escribí en otras editoriales me conmueven las guerras que tenemos en Ucrania y en Gaza por mencionar las más cercanas. Ambas vinculadas a nacionalismos, creencias, e ideologías que producen muerte y destrucción de forma continua y en crescendo. Con ese dolor aumentan las riquezas vinculadas a la industria del armamento y se acentúan rasgos de la estupidez humana como son los nacionalismos, las creencias religiosas excluyentes, las ansias imperiales y el desprecio del “otro”. Pienso en Netanyahu, Putin y los líderes de Corea del Norte y China entre otros.


En lo cotidiano y en casi todo el mundo, se hipertrofia la polarización y el desprecio del adversario político destacándose en esto personas como Trump, Milei, Bolsonaro y los dictadorzuelos de turno a lo largo y ancho del mundo.  A su vez los problemas no resueltos o mal enfocados en Europa, hacen crecer los extremismos sobre todo de ultraderecha que amenazan al estado de derecho y a las democracias en general.

Pareciera que ya hemos olvidado las atrocidades ocurridas en el siglo XX.


Para dar un toque local a la aflicción y al desconcierto, surge la inestabilidad política en España en virtud del avance de los nacionalismos identitarios excluyentes rupturistas y de la crisis ocasionada durante unos días por la decisión de “meditación”del presidente de gobierno, Pedro Sánchez. A pesar de los múltiples errores políticos e incoherencias de  Sánchez, no considero en ningún caso aceptable la focalización destructiva y personalizada que ha hecho la ultraderecha y sectores de la derecha clásica contra él y su familia. No lo considero aceptable ni contra él ni contra nadie. La diabolización y asedio que ha sufrido este político es absolutamente rechazable.

 Dicho esto, también hay que considerar lo que tiene de táctica política rechazable su disposición a suspender sus actividades unos días para reflexionar si quería o no seguir como presidente del gobierno. Creo que fue una táctica política populista que me dejó asombrado al observar hasta donde se puede llegar en política para rescatar votos o influencias que se podrían considerar perdidas tras las medidas equivocadas como la amnistía entre otras. El apego al poder y los personalismos llevan a veces a partidos históricos respetables y necesarios al camino del debilitamiento y extinción.


Días después de estas reflexiones tuve una conversación ocasional con un joven amigo sobre los problemas más importantes que tenemos en la sociedad. Éste me instó de repente, que le dijese cuáles eran par mí las causas de nuestros males actuales.

 La verdad es que no me esperaba esa pregunta pero le respondí sin previo análisis ni orden, lo siguiente: la desigualdad socio económica y educacional dentro de cada país y en el mundo en general; la deficiencia de una educación y formación impregnada de valores democráticos, científicos y humanistas; la falta de regulación y contención de los más ricos del planeta o de las corporaciones que éstos crean y dirigen; los nacionalismos y populismos; la incapacidad de nuestros políticos mundiales para dar respuestas a los problemas más severos  de las sociedades (inmigración, pobreza, dificultades para acceder a una vivienda  y a un trabajo digno;  fundamentalismos y estados nación belicistas; la falta de renovación de la democracia en la que es necesario corregir sus defectos y puntos vulnerables; la carencia de consensos para una lucha sin cuartel contra las fakes news, la demonización  con argumentos falsos de las personas que se dedican a la política o actividades similares y la polarización como fuente de obtención de votos o apoyos; el cambio climático y los negacionistas ignorantes o agentes de las energías contaminantes.


En fin, me detuve para no ampliar más el listado y adelantándome a su pregunta le dije que la solución a todo esto no sería fácil ni rápida pero que tendríamos que abordar ya los pasos en este largo camino y comenzarlo a andar. En lo inmediato habría que remodelar las Naciones Unidas para entre otras cosas evitar el ninguneo que realizan unos pocos países sobre sus resoluciones; trabajar en consensos amplios entre países y zonas del planeta, iniciar una “disolución” lenta pero constante a lo largo del tiempo de los actuales estados nación y promover unidades mucho más amplias como la Unión Europea o similares en Hispanoamérica o Asia, ayudando de forma decisiva pero no para el expolio, al continente más sufrido del planeta como es el caso de África. También, sin duda habría que alejar a las religiones de los gobiernos y promover el laicismo en las instituciones; fomentar una investigación internacional para adelantarse y afrontar los problemas de la humanidad en las próximas décadas (pandemias, cambios ambientales, exploración del espacio, manipulación genética y conseguir acuerdos de limitación real de armamentos, sobre todo, los que puedan comprometer  la vida en la Tierra.

 

Entendí que a mí interlocutor se le estaba ocurriendo la pregunta del cómo hacer todo esto. Me adelanté y le dije que se necesitaba mucha, mucha paciencia histórica, gran dedicación a trabajar por esos objetivos y para ello no había que eludir la política, sino elegir lo mejor posible a las organizaciones y liderazgos en esas esferas. No a la fidelidad al “grupo” si no a los principios y objetivos marcados para la sociedad en general. 


Mi joven amigo se quedó callado y meditando. Me miró luego con una sonrisa de suficiencia y me dijo- Hablas como algunos "viejos idealistas". Entonces no le contesté y lo invité a tomar un café y a charlar de cine y arte, interés que ambos compartíamos. 


En ese momento nos atrapó la charla sobre la noticia del fallecimiento del escritor Paul Auster de quién habíamos leído muchas de sus obras y además las habíamos comentado entre los dos. Me embargó la pena y también el desconcierto, ya que sentí como muy importante la desaparición del autor de “Baumgartner”, lo mismo que me había pasado hacía más de un año con el fallecimiento de Javier Marías. 

Me sentí más solo con la muerte de Auster. Este autor te daba la sensación de que alguien, al otro lado del mundo, expresaba tus miedos y deseos, que hablaba en tu nombre, te hacía compañía, te arañaba la conciencia, te leía la mente y te transmitía el placer de la literatura entreteniéndote de forma adictiva. 

Paul Auster fue un defensor de las libertades y se negó a visitar países «que no tienen leyes democráticas». Rehusó visitar China y rechazó —en protesta por el más de centenar de periodistas y escritores que habían sido encarcelados— la invitación que le hicieron en Turquía con motivo de la publicación allí de su libro “Diario de invierno”. Encabezó en los Estados Unidos el grupo de escritores opositores al gobierno de Donald Trump. 

Intentaré compensar el vacío que deja este escritor releyendo sus libros o viendo las películas en las que de diferentes formas, Auster participó. Me refiero a “Smoke” y a “Lulú on the bridge”.

Aprovecho también para recomendar algunos de sus libros como: 


*La trilogía de Nueva York (The New York Trilogy, 1985-6).


*Ciudad de cristal (City of Glass, 1985), trad. de Maribel de Juan, publicada por Anagrama en 1997.

*Fantasmas (Ghosts, 1986), trad. de Maribel de Juan, publicada por Anagrama en 1997.

*La habitación cerrada (The Locked Room, 1986), trad. de Maribel de Juan, publicada por Anagrama en 1997.

*El país de las últimas cosas (In The Country of Last Things, 1987), trad. de M.ª Eugenia Ciocchini, publicada por Edhasa en 1989 y por Anagrama en 2006.

*El palacio de la luna (Moon Palace, 1989), trad. de Maribel de Juan, publicada por Anagrama en 1990.

*La música del azar (The Music of Chance, 1990), trad. de Maribel de Juan, publicada por Anagrama en 1991.

*Leviatán (Leviathan, 1992), trad. de Maribel de Juan, publicada por Anagrama en 1993.

*Mr. Vértigo (Mr. Vertigo, 1994), trad. de Maribel de Juan, publicada por Anagrama en 1995.

*Tombuctú (Timbuktu, 1999), trad. de Benito Gómez Ibáñez, publicada por Anagrama en 1999.

*El libro de las ilusiones (The Book of Illusions, 2002), trad. de Benito Gómez Ibáñez, publicada por Anagrama en 2003.

*La noche del oráculo (Oracle Night, 2003), trad. de Benito Gómez Ibáñez, publicada por Anagrama en 2004.

*Brooklyn Follies (The Brooklyn Follies, 2005), trad. de Benito Gómez Ibáñez, publicada por Anagrama en 2006.

*Viajes por el Scriptorium (Travels in the Scriptorium, 2006), trad. de Benito Gómez Ibáñez, publicada por Anagrama en 2007.

*Un hombre en la oscuridad (Man in the Dark, 2008), trad. de Benito Gómez Ibáñez, publicada por Anagrama en 2008.

*Invisible (Invisible, 2009), trad. de Benito Gómez Ibáñez, publicada por Anagrama en 2009.

*Sunset Park (Sunset Park, 2010), trad. de Benito Gómez Ibáñez, publicada por Anagrama en 2010.

*4 3 2 1 (4 3 2 1, 2017), trad. de Benito Gómez Ibáñez, publicada por Seix Barral en 2017.

*Baumgartner (Baumgartner, 2023).


A continuación enlace de “Smoke”, película de la que escribió el guión y tráiler de “Lulú on the bridge” (Co-dirigió y escribió el guión)


https://youtu.be/uem9TbvQpFk?si=KdbsAP8KhlaJEoNm


https://youtu.be/4zA11hf51M8?si=eflVXnGn0Sk_2KFg


                                                            Paul Auster firmando libros en Oviedo

Bueno amigos, también os invito a leer diferentes artículos que están en el Sinapsis de hoy y que seguramente os interesarán. Me despido con un poema del año 1975 de Auster y también unas pinceladas sobre este escritor realizadas por otro escritor (Manuel Vilas).

Espero que estéis bien. Un abrazo a todos.

Pepe


Poema de Paul Auster. (Del libro Desapariciones, 1975)

Están los muchos... y están aquí:


y por cada piedra que cuenta entre ellos

se excluye a sí mismo

como si él, también,

pudiera respirar por vez primera

en el espacio que lo separa

de sí mismo.

Pues el muro es una palabra. Y no hay palabra

que él no cuente

como piedra en el muro.

Por tanto, empieza de nuevo,

y cada vez que empieza a respirar

siente que no ha habido nunca otro

tiempo, como si en todo este tiempo de vida

pudiera encontrarse a sí mismo

en cada cosa que no es.

Lo que respira, por tanto,

es tiempo, y sabe ahora

que si vive

es sólo en lo que vive

y seguirá viviendo

sin él.


Auster y sus amigos

Comencé a leer a Paul Auster muy a principios de los años noventa porque era amigo de Lou Reed y cenaban juntos en Nueva York. Si era el escritor favorito de Lou Reed, había que leerlo sin excusa. A ambos les unía una búsqueda íntima y obsesiva de la resolución de un enigma llamado Nueva York. Si Lou Reed editó un disco titulado New York, Auster publicó La trilogía de

Nueva York. Las cosas que Paul Auster dijo a la muerte de Lou Reed se podrían decir ahora a la muerte del autor de El libro de las ilusiones. La principal: tanto Lou Reed como Auster tenían el ingrediente secreto de la modernidad, sus obras eran nuevas y distintas. Eran diferentes.


La escritora Ana Merino me presentó a Paul Auster en la Feria del Libro de Miami de noviembre del año 2013 y tuve ocasión de decirle que fue Lou quien me llevó a sus novelas. Auster se rio y expresó la pena por la muerte de su amigo. En ese momento hacía un mes escaso de la muerte de Reed, en octubre del 13. Paul Auster tenía un rostro icónico y cinematográfico. Auster era una variante literaria de los rostros simbólicos de Paul Newman y Robert Redford. Auster fue en Europa la cara más vanguardista y más moderna de la literatura de Estados Unidos. El cine y la música formaron parte de su mundo creador.

Con su amigo el director de cine Wayne Wang rodó una película excepcional y maravillosa. Estoy hablando de Smoke (1995). Luego, en solitario, rodó Lulu on the Bridge (1998). Pero es Smoke la que conduce la literatura de Auster a un estado cinematográfico, porque su literatura estaba hermanada con el cine. Yo creo que en breve alguien llevará a la pantalla su última y excelente novela, Baumgartner, una novela visual en grado sumo. La grandiosa Smoke fue cine y literatura al cincuenta por ciento. Si amas el cine, y aún no has visto Smoke, ya estás tardando.

El homenaje universal que uno puede hacer a Paul Auster hoy es volver a verSmoke. Yo la veo una vez al año. Y me conmuevo. Todo es amor en esa película, una austeriana expresión del amor a la vida. Auster no solo fue un escritor con el corazón lleno de cine. También lo llenó de música. El final de la película es una canción de Tom Waits, que canta mientras Harvey Keitel narra el cuento de Navidad más hermoso del mundo. Auster era puro amor irónico a la vida. Y eso cundía no solo en sus novelas, que tenían una sólida voluntad de desplazamiento hacia todas las artes contemporáneas.


En la película Blue in the Face, también dirigida por Auster, aparece Lou Reed en la pantalla hablando de la televisión sueca que emite en directo operaciones de ojos con un realismo sofocante. Recuerdo que Suecia emitió un comunicado censurando ese momento de la película. Nueva York siempre fue una fiesta. Tom Waits, Harvey Keitel, Lou Reed, Stockard Channing, la tuerta más atractiva del mundo, con su parche en el ojo izquierdo que lleva con el mismo estilo que nuestro Ray Loriga, y, por supuesto, William Hurt, alter ego de Auster en esta película.

Debo decir que es muy conveniente recordar Smoke en la muerte de Paul Auster, porque allí se nos dicen cosas que seguirán vivas muchas décadas. Es una película sobre la bondad natural de la gente. Y eso era Auster: bondad, belleza y magia.

Comentarios

  1. Muy interesante tus reflexiones y los comentarios sobre Auster sobre su obra, el cine y música.

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