Editorial:"Ingenuidad, engaños y derrotas". José Herrera Peral

Ingenuidad, engaños y derrotas




El ingenuo (Jorge Luis Borges)

 

Cada aurora (nos dicen) maquina maravillas

capaces de torcer la más terca fortuna;

hay pisadas humanas que han medido la luna

y el insomnio devasta los años y las millas.

 

En el azul acechan públicas pesadillas

que entenebran el día. No hay en el orbe una

cosa que no sea otra, o contraria, o ninguna.

A mí sólo me inquietan las sorpresas sencillas.

 

Me asombra que una llave pueda abrir una puerta,

me asombra que mi mano sea una cosa cierta,

me asombra que del griego la eleática saeta

 

instantánea no alcance la inalcanzable meta,

me asombra que la espada cruel pueda ser hermosa,

y que la rosa tenga el olor de la rosa.

 


Últimamente quizás en las editoriales he hablado demasiado de política y dada las circunstancias actuales, deba hacer en adelante sobre esta cuestión, un tema más secundario. Aunque pienso que la política está inmersa en la vida de todas las personas, sin duda también en aquellas que dicen ser "apolíticos". Pero es cierto que unos individuos la viven más intensamente que otros.

La palabra política proviene del latín politicus, que viene del griego politiká y que alude a la cosa pública. En el siglo V a. C. Aristóteles popularizó el término con su obra “Política”. La política suele ser definida como el conjunto de decisiones y medidas tomadas por determinados grupos que detentan o aspiran el poder, en pos de organizar una sociedad o  áreas sociales particulares. 

Matizando lo anterior, también hay ciudadanos que aunque no detentan el poder ni están cerca de ello, tienen una preocupación significativa por los asuntos de la sociedad, la organización de ésta y su incidencia en la vida de las personas. Probablemente estos individuos  sientan profundamente la vocación política y no la han podido desarrollar por cuestiones muy diversas y sienten a menudo cierta frustración por este motivo, pero no dejan de pensar, elaborar u opinar sobre la política en general, aunque sea desde su insignificancia que casi se manifiesta en anonimato. Viven con preocupación los temas que afligen a la sociedad y tratan al menos de influir en su reducido entorno de amigos, familiares o conocidos. Con frecuencia actúan con ingenuidad, se sienten engañados y acumulan fracasos. Yo, quizás sea una de esas personas ya que con ingenuidad y esperanza intento influir en mi entorno en lo relacionado con los problemas de la sociedad.


Se suele entender por ingenuo a la persona que es sincera, candorosa y sin doblez y que actúa sin tener en cuenta la posible maldad de otros individuos o la complejidad de una situación. 

Aunque no me siento totalmente reflejado en esa definición, sí creo que he actuado últimamente con cierta ingenuidad. Con mis principios y argumentaciones pensé que podría convencer, junto a otras muchas personas, a amigos e individuos de mi entorno sobre el error de los socialistas españoles en plantear la amnistía para los delitos del procés catalán.

 Mis preocupaciones básicas en este tema se sustentaban en que era una medida solo formulada por una necesidad de votos para una investidura, que ponía en riesgo el estado de derecho y que era una iniciativa que la inmensa mayoría de los ciudadanos no aprobaría. Además esta medida terminaría produciendo un descrédito enorme en el partido socialista  (partido progresista y necesario en la sociedad española) lo que debilitaría sus posibilidades en próximas confrontaciones electorales. Como efecto colateral, también produciría un fortalecimiento o resurgimiento de grupos violentos fascistas que la sociedad ya había dejado atrás. Fracasé en este individual y débil intento sumándome a otras miles de personas que probablemente se sintieron igual.

Además del fracaso, me sentí engañado por dirigentes políticos que antes del 23 de julio proclamaban su rechazo a la amnistía de los delincuentes del procés y que semanas después cambiaban vergonzosamente sus posiciones abrazando esta medida como la solución a todos los problemas territoriales de España, cuando en realidad solo aspiraban a unos cuantos votos para acceder al gobierno en una investidura.

 

Algo similar sentí con el triunfo de Milei en Argentina. Fracasé también en lograr convencer a amigos que vieran el riesgo para la sociedad y para el país en su conjunto al apoyar a este individuo. Es cierto que los argentinos estuvieron en una situación muy difícil de gestionar ya que se vieron abocados a elegir entre dos opciones muy malas. Una representaba fracaso económico, inseguridad, pobreza, desesperanza y corrupción tras largos años del peronismo en el gobierno. La otra alternativa era el “cambio” hacia el abismo conducido por un desquiciado con principios ideológicos aberrantes, negacionista y autoritario con lenguaje violento. Yo pensaba que lo menos malo era votar en blanco o votar al menos peligroso (por lo controlable), para el presente y futuro del país. Me equivoqué. Primó el hartazgo y el enojo de esa sociedad con su gobierno. No fui escuchado ni siquiera en mis círculos cercanos y también sumé otro fracaso. Más aún, se me dijo que yo no podía entender aquella realidad porque no vivía allí y además estaba ya viejo. Que había que dejar paso a los jóvenes que eran los que habían votado mayoritariamente a Milei y que ellos arreglarían el país. Los viejos debíamos apartarnos. Aunque les puse ejemplos de distintas situaciones en el mundo e incluso en diferentes periodos históricos donde uno podía entender, comprender y juzgar los hechos (independiente de la edad que se tenga) aunque no los haya vivido o presenciado personalmente. No sirvió de nada. Ahora solo me queda la esperanza que Milei sea "controlado y contenido" por sus propios apoyos para que imposibiliten que pueda desarrollar muchas de sus proclamas pre electorales. Si lo logran harán un bien por Argentina.

 

La tercera cuestión es más que un fracaso, una sensación de impotencia al no poder influir de ningún modo en la barbarie que se vive en el conflicto israelí-palestino donde se eterniza el odio, la venganza y la ineptitud e irresponsabilidad de los dirigentes políticos y gobernantes para buscar las soluciones a esta guerra que conculca día a día el derecho internacional humanitario en el enfrentamiento entre terroristas salvajes y una forma de terrorismo de estado comandado por beligerantes e intolerantes que someten a sus propios pueblos al sufrimiento y a la desesperanza.

 

Lo más lamentable es que vivo en este presente, pero al repasar la historia constato que llevamos miles de años haciéndonos daño entre los humanos y casi siempre guiados por personas que solo buscan el poder, la riqueza, el sometimiento del otro y para ello engañan creando una superestructura cultural que destruyen en la actualidad los principios humanistas, la democracia, el progreso, la solidaridad y el entendimiento de los humanos en este planeta, al que estamos contaminando y destruyendo día a día.  El comportamiento del ser humano con su planeta está bien representado en esta viñeta de El Roto.



Tomé conciencia una vez más de mis limitaciones para el análisis y para la acción. Mi sentido de la política me hacía otra vez intervenir, pero encadeno impotencia y fracaso. Seguramente necesito un periodo de reflexión y silencio.


Pero a la derrota, al pesimismo y a la desesperanza hay que superarlos con firmeza, valores y decisión, para seguir intentando mejorar este mundo. También hay que renunciar a veces a ver uno mismo los efectos de las acciones emprendidas y entender que solo somos un pequeño elemento en el tiempo histórico de nuestras sociedades por lo que hay que tener paciencia para poder observar si se han producido o no efectos de las actividades realizadas juntos a otros muchos en defensa de una sociedad mejor.

 

Para mitigar las heridas del fracaso y de la derrota busco a nivel individual sensaciones más placenteras que dulcifiquen el presente. Disfruto de una buena música que comparto con vosotros en un enlace que está más abajo; también me cobijo en el afecto de los amigos y me inundo de neurotransmisores al seguir aprendiendo en un curso de arte que estoy de alumno en este cuatrimestre. Compruebo una vez más como el aprender, el conocer y el descubrir nuevas cosas, nos llena de vida y optimismo a seguir en la brecha.

 

Hasta pronto amigos y a continuación comparto con vosotros estas cuatro pequeñas joyitas del buen hacer humano.

 

Un abrazo. 

Pepe Herrera (JHP)

 

* Poema de Margarit: Identidad. (Pinchar en el enlace siguiente)

https://youtu.be/inKhm4RO4cI?si=oujb17VNLc6riErG


**  Al ver la película animada “ Dispararon al pianista” fui impulsado a retomar la audición de este tipo de música (Bossa Nova-Jazz). Adjunto enlace:

 Bossa Nova Jazz


 


*** Cine. Recomiendo ver o volver a ver obras de Nanni Moretti. Para ello sugiero:

“La habitación del hijo”; “Tres pisos” y “El sol del futuro”.


 

**** Disfrutar de la pintura de esta mujer olvidada durante siglos. Me refiero a Artemisia Gentileschi (1593-1653). Podéis ampliar información sobre ella en wikipedia






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