Sinapsis "sin cultura". Solidaridad con Ucrania




Hoy Sinapsis no tratará de temas culturales ni de ocio ya que el dolor y el sufrimiento que produce la invasión a Ucrania lo hace imposible.

 

Una vez más los humanos inician una guerra  de resultados imprevisibles dado el territorio geográfico de esta confrontación y el telón de fondo de un enfrentamiento nuclear que puede comprometer  a toda la humanidad.

 

El terrible sufrimiento de las generaciones de hace solo unas cuantas décadas se ha olvidado.

 

En un mundo donde tenemos la espada de Damocles del calentamiento global, las enormes desigualdades sociales y el surgimiento de movimientos políticos extremos y donde el populismo se extiende en toda la geografía mundial, vivimos otra vez una confrontación bélica que no sabemos cómo ni cuándo acabará. Ya hay millones de personas que sufren, que tienen que abandonar sus hogares, sus pertenencias y su entorno y en días sus vidas pasan de ser normal a estar sin casa, sin alimentos, sin luz, sin lo más mínimo que mantenga la dignidad de las personas. 

El terror a morir, la destrucción de sus ciudades, la persecución y la falta de libertades conducen a una indefensión mayúscula que nos hace preguntar el porqué.

 

Sabemos que la historia es compleja y más aún de  Rusia y Ucrania. A lo largo del último siglo ha habido muchos errores que han conducido al odio y a la desconfianza.

 

El mundo multipolar en el que ahora habitamos parece que “necesita” realizar una nueva distribución territorial geoestratégica. 

Esos intereses a menudo utilizan a países más pobres o más dependientes a sufrir las consecuencias de ese nuevo reparto mundial.

 

Las causas últimas o más recientes se relacionan con la desaparición de la Unión Soviética y el desequilibrio de OTAN y lo que fue el Pacto de Varsovia.

 

Europa una vez más es usada de campo de batalla de intereses que están también fuera de su territorio. La actitud intransigente de ambos bandos para de forma diplomática resolver o posponer los problemas sirve para que los de siempre terminen enviando a miles o millones de personas a la muerte y al retroceso histórico del bienestar, de la cultura, de la sanidad y por supuesto de la libertad.

 

Si no se entiende los temores de las partes y no se sabe buscar soluciones negociadas, de consenso o de aplazamiento de los problemas  da lugar a que elementos tan patológicos y terribles como Putin se lancen a destruir un país y poner en alto riesgo de un conflicto bélico mucho más generalizado. Siendo solo “regional” ya ha cambiado la historia . Iniciamos otro periodo tras las últimas décadas de ilusión en el progreso y en las libertades.Tantas preocupaciones de estos últimos años ahora nos parecerán pueriles.

 

El nuevo Hitler, más bien un neonazi autoritario y liberticida como es Putin acaba con la paz en el mundo y con todas las libertades dentro de su propio país. Y otros quizás muy callados y a lo lejos hacen también sus cálculos de beneficios.




 

¿Será que todo esto ocurre porque somos unos primates agresivos, territoriales y dispuestos siempre a enriquecernos con la pobreza de los demás?

En todas las guerras casi siempre subyace un sentimiento tribal, nacionalista, donde se educa a la población en el que somos diferentes y mejores y que tenemos un pasado glorioso a reconquistar. 

En fin, nacionalismo, populismo, intereses económicos de los que manejan el mundo y así se adereza con emociones y sentimientos para lanzarnos a que sea lícito y heroico matar a los “enemigos”, sean estos reales o inventados.

 

Hemos perdido la oportunidad de considerar los intereses de ambos contendientes y de buscar salidas diplomáticas. ¿Porqué? quizá por que a algunos grupos minoritarios, muy ricos y dominantes les interese más los frutos de la guerra que de la paz.

 

Ha cambiado radicalmente el momento histórico en el que estábamos. Ahora se abre otro peor, más duro que traerá más pobreza y sufrimiento a la ciudadanía.

 

Creo que hay sectores de la población que aún no han entendido el cambio de ciclo histórico en el que acabamos de entrar y siguen como si casi nada estuviese pasando.

 

Independiente de los posicionamientos previos a la maldita invasión lo que está claro ahora es que los que más están ya sufriendo son los ucranianos con los que debemos comportarnos con la mayor solidaridad y empatía.

 

Las guerras son la peor creación de los humanos y de sus sociedades. Guerra, destrucción y sufrimiento son sinónimos.

 

Ojalá pudiésemos detener esta locura y volver a la diplomacia para resolver aspiraciones o inseguridades que cada contendiente manifestaba antes de esta barbarie.

 

La ayuda bélica al más débil, la solidaridad con el invadido y el aislamiento económico, cultural y social de los seguidores del neonazi Putin debe ser un objetivo. Tampoco debemos olvidar a los miles de rusos que se resisten y discrepan de lo que su autoritario gobierno está realizando. La guerra de la información y propaganda en el territorio de Putin es fundamental. Todos aquellos populismos que en años previos se beneficiaron de las migajas con que los favorecía Putin siguiendo con su única finalidad de desunir y debilitar Europa y a las sociedades democráticas deberían hacerse una autocrítica y sumarse a la defensa de la democracia en el mundo que ahora una vez más está en peligro.

 

Un abrazo desde el corazón para todos los ucranianos que actualmente están sufriendo las consecuencias de esta guerra de estilo hitleriano y deseo de éxito a la resistencia que se pueda desarrollar dentro de la misma Rusia.

 

Por la libertad, por la democracia y por la paz. No olvidemos que la gran mayoría de los ciudadanos en las guerras siempre sufren y pierden y que hay minorías a veces ocultas que se benefician y enriquecen con el dolor de millones de ciudadanos.


RP


Hoy solo compartiré otros artículos sobre el tema para la discusión y el debate. El compartirlos no significa total acuerdo con sus contenidos pero creo que sirve para que conozcamos mejor las posiciones que han llevado a esta locura.


Me despido con un poema de Miguel Hernández


TRISTES GUERRAS

Tristes guerras

si no es amor la empresa.

Tristes, tristes.

Tristes armas

si no son las palabras.

Tristes, tristes.

Tristes hombres

si no mueren de amores.

Tristes, tristes.


 

 

 

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