Relato corto. I. Alonso Tinoco
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Necesito
un reciclaje
I. Alonso Tinoco
La televisión
me deprime. Estoy descubriendo que soy
un bicho raro. Tal vez un psicópata o algo peor. No quiero ni preguntar, no sea
que yo esté prohibido y no me haya enterado.
No consigo que me interesen las hemorroides de las famosas ni las fimosis
de los famosos. Soy prácticamente un degenerado, lo comprendo, pero no lo puedo
evitar. Y no será porque no lo intento: me siento con mis colegas a ver todos
los programas de cotilleo para ir acostumbrándome, pero en cuanto llevo cuatro
o cinco noticias de gran alcance génitourinario, me agarra un dolor de
circunvoluciones que me cruje. Entonces me invento una meada urgente como para
marcharme sin levantar sospechas dado que están anunciando otra noticia de
impacto sobre el novio de la cuñada de una conocidísima “top módel”. Al
levantarme, miro de reojo y percibo la infinita irritación del personal cuando
paso delante de la pantalla. Me refugio en el baño, avergonzado y culpable.
Antes yo creía que era una persona normal
pero la televisión me ha abierto los ojos. Empecé a sospechar de mí un día en
que estuve viendoyendo a una experta que explicaba la cantidad de cosas que,
por lo visto, hace todo el mundo en la cama. ¡Y yo creyendo que lo normal era
lo mío! Entonces comprendí que mi comportamiento era elemental, primitivo,
prácticamente un sabotaje social. Luego he ido descubriéndolo todo: soy un
fracasado. Ni un futbolista en la familia, ni un hijo abducido por
extraterrestres, ni siquiera una bronca familiar con alcance mediático…sin la
menor posibilidad de salir en televisión ni nada verdaderamente importante…No
he sido capaz de alcanzar la fama como el Dioni o como Roldán , Julián Muñoz o
Belén Esteban. ¿Cómo voy a dar conferencias si solo soy capaz de currar? ¡Y yo
tan contento porque mis niños eran normalitos! Si ni siquiera soy capaz de ir a
la cárcel ¿cómo voy a conocer a nadie que merezca la pena? Así solo puedo
relacionarme con gente totalmente irrelevante, corrientucha…Francamente esto no
es igualdad de oportunidades. Así es imposible pintar nada. Mi vida hasta ahora
ha sido estéril. Y encima me siguen gustando las mujeres, como siempre (una
autentica ordinariez, lo reconozco). Tengo la autoestima hecha polvo.
Verdaderamente, necesito un reciclaje. No se
puede ser tan muermo. O me contagio de sida con una mona o me fumo el geranio
de mi terraza y digo que me da alucinaciones olfativas pero no puedo seguir
haciendo el ridículo. Me tatuaré en la espalda un capítulo de Juego de Tronos, en
colores.
¡Ah!
Y mañana mismo me pongo un “piercing” en un ojo. O dos.
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