Editorial. Mirada poliédrica
Editorial
"Para que triunfe el mal, solo es necesario que los buenos no hagan nada". Edmund Burke
"El mundo atribuye sus infortunios a las conspiraciones y maquinaciones de grandes malvados. Entiendo que se subestima la estupidez".Adolfo Bioy Casares
"La estupidez es por cierto, un producto de la voluntad".Aldous Huxley
"La ignorancia inconsciente es preferible a la estupidez informada".Brandon Sanderson
"El que acepta pasivamente el mal está tan involucrado en él como el que ayuda a perpetrarlo. El que acepta el mal sin protestar contra él, coopera realmente con él". M. Luther King
Antes de entrar en el editorial podéis escuchar esta pieza de un Concierto para Cello de E. Elgar y por un momento sentiréis el placer que da el arte, que también afortunadamente, es una creación humana.
Mirada poliédrica
Queridos amigos:
En estos días me he sentido como en una montaña rusa por sus ascensos y descensos del ánimo. Por momentos me he sentido contento y feliz por estar en familia y con buenos amigos, también por aprender mucho en cursos culturales formativos que estoy haciendo y desde luego por disfrutar de un buen cine y otras expresiones del arte. Pero también la vida me ha recordado cuestiones personales que uno a veces no quiere ver, además de los efectos del desgaste del tiempo en el cuerpo que uno dispone en este viaje de la vida.
Así fui oscilando de un lado al otro. Como siempre, la realidad me arrastró compelido a analizar y opinar sobre lo que ocurre en nuestra sociedad. Las frases que escribí más arriba de personas célebres o destacadas me hicieron reflexionar mucho. Para ello intenté tener una mirada poliédrica.
Una "mirada poliédrica" significa observar un tema o situación desde múltiples facetas o puntos de vista, al igual que un poliedro tiene muchas caras. Este concepto implica que una sola perspectiva no es suficiente para comprender la realidad completamente, y que es necesario intercambiar y contrastar los distintos ángulos de observación para obtener una comprensión más completa y rica.
Si esta mirada la realizamos con la mayor objetividad, rechazando prejuicios e intentando entender el porqué de las diferentes posturas ante determinados hechos, seguramente habremos avanzado mucho en el entendimiento entre las personas. No hablo de equidistancia sino en intentar una mayor objetividad con el menor agregado de contenidos afectivos-emocionales. Sin duda que no es nada fácil.
Desgraciadamente este tipo de mirada no la solemos practicar a menudo. Y mucho menos en las cuestiones políticas o sociales.
Los juicios que emitimos o a los que nos sumamos, están mediatizados por gran cantidad de cuestiones como son el lugar donde uno vive, la inmersión o no en la maquiavélica polarización instaurada, la edad, experiencias previas, historia familiar, clase social y expectativas para el presente y el futuro de cada individuo que opina o se posiciona.
Tenemos problemas muy graves o urgentes que los ciudadanos y sus dirigentes políticos deberíamos estar trabajando para resolver y afrontar, como el cambio climático y las amenazas y ya certezas, del calentamiento global, las guerras en el mundo, la extraordinaria y profunda desigualdad social y económica, los impuestos a los más ricos, el consenso internacional, el aumento del autoritarismo y de los populismos antidemocráticos, el control de las nuevas tecnologías, el hambre, la marginación de las mujeres en muchos países, nuevos riesgos de pandemias y un larguísimo etcétera que lo dejo a vuestra propia elaboración.
Sin embargo observamos en la sociedad temas que monopolizan la atención de la ciudadanía. Día a día vemos y escuchamos los exabruptos del impresentable Trump, las maldades del criminal Netanyahu, las payasadas del de la “motosierra”, las amenazas de Putin, las manifestaciones de neonazis en Madrid, los ladridos entre los partidos políticos donde solo impera el deseo del voto, acusando al adversario político, sea cual sea su color ideológico, de niveles de demonización que sin pruebas, se catapultan y agigantan en las redes sociales. Uno los observa en los medios y parecen los políticos niños enfadados, autómatas e insensibles.
En España uno enciende el televisor y ve a Mazón, a Koldo y a sus compinches, o a Milei en una actuación roquera, y siente vergüenza ajena. Huyendo de esas noticias uno cambia de canal y se sumerge en las operaciones de marketing del nuevo disco de Rosalía o en las valoraciones sobre la espiritualidad de sectores de la juventud que a través de una película de éxito como “Los domingos”, ha traído este tema a la palestra.
En fin, mientras gran parte de la población y sobre todo los jóvenes, tienen anuladas sus posibilidades de acceder a una vivienda propia o en alquiler, nos bombardean con los problemas físicos y personales de Lamine Yamal o los mil millones de dólares que recibirá Ellon Musk por la gestión de unas empresas en la próxima década. También es espeluznante la noticia que ricos ciudadanos europeos iban durante la guerra de los Balcanes a hacer un “safari” humano. Acudían a matar a personas que transitaban por Sarajevo por mero placer de hacerlo y regresaban a sus casas tras un fin de semana de asesinatos por “deporte”. Terrible inhumanidad. Ojalá se haga justicia si se comprueban y demuestran esos hechos.
Mientras escribía este texto vi en las noticias las mínimas diferencias que se plasmaban en una discusión en el parlamento de la Comunidad de Madrid entre Ayuso y sus colegas de Vox.
El tema era una vez más la inmigración. Vox vociferaba por una expulsión urgente y masiva de todos lo inmigrantes y Ayuso los calmaba diciéndole que necesitamos a los inmigrantes para la servidumbre de nuestras casas, ayuda a los mayores o como peones de albañil. Al parecer esta es la única idea que subyace en Ayuso sobre el aporte de la inmigración. Lamentable y triste. Seguramente olvidó nuestra historia de emigrantes que en España hemos sido por millones hasta hace muy poco tiempo. Esto no es solo un concepto de Ayuso es algo más profundo que se ve también en otras latitudes. En Argentina, país de inmigrantes, en la actualidad se mira con cierto rechazo en algunos sectores a los ciudadanos de países latinoamericanos que han emigrado a esas tierras. Los venezolanos, bolivianos, paraguayos, peruanos, etcétera son rechazados en diferentes ambientes sociales por argentinos que también son descendientes de emigrantes. En fin, allí también flaquea la memoria histórica.
Sin duda que la cuestión de la migración es un tema importante y difícil de abordar no solo aquí sino en cualquiera de los países más ricos. El flujo de corrientes migratorias querámoslo o no se producirá por la globalización, por las gigantescas diferencias y desigualdades socio- económicas que existen en el mundo, por los efectos del cambio climático más la inveterada costumbre de las sociedades humanas, como es la de hacer la guerra como solución a conflictos. Las migraciones han ocurrido desde el comienzo de la humanidad y seguirán ocurriendo. Eso no significa que no haya que tomar medidas. Hay que moderar, modular y regular el flujo migratorio para evitar en lo posible, consecuencias negativas del mismo.Quizá también nos toque otra vez a nosotros, en el futuro reanudar ese camino.
Este tema tan importante no se puede abordar desde un “buenismo” inmovilizante, como hasta ahora ha sido la posición de la mayoría de la izquierda, sino que hay que buscar soluciones pactadas. Para afrontar este reto la sociedad deberá lograr consensos, regularizar los flujos tanto en los países de origen como en las propias puertas de entrada al país, lograr acuerdos con otras naciones e instituciones internacionales, defender las ideas de un estado de derecho, proteger los valores que la sociedad receptora ha logrado, elaborar leyes al respecto y hacerlas cumplir, etcétera. Además de las medidas concretas que se tomen y son necesarias de tomar, deberíamos también sacudirnos de los sentimientos tribales o “nacionales” y actuar con firmeza en este tema pero imbuidos al mismo tiempo de solidaridad y comprensión. Para terminar, reconozco que es un tema complejo y no se solucionará usando esta cuestión como bandera política, sino con el diálogo y el consenso de toda la sociedad.
En el contexto del tiempo histórico, los años que vivimos las personas son escasos y casi nunca es posible ver al menos parte de los objetivos cumplidos que uno ha deseado para la vida en común de la sociedad.
Muchos deseamos libertad, justicia, democracia, acabar o disminuir intensamente las desigualdades sociales, consensos y acuerdos de estado en la política, integración europea, lucha decidida contra el cambio climático, mejoras tangibles en vivienda, educación y salud, respeto al prójimo, desaparición de la xenofobia, el racismo o la misoginia entre muchas otras cosas. Debemos aspirar en un marco participativo a construir una sociedad guiada por la ciencia, los conocimientos humanísticos y con bases sólidamente democráticas.
En este presente, y a algunos ya nos queda menos tiempo, vemos una vez más repetir los mismos planteamientos agresivos y totalitarios que en el mundo imperaron en otras épocas.
¿Será que los que deseamos una sociedad mejor somos pocos? o quizás actuamos desde un individualismo poco efectivo y claudicante ante lo de siempre, es decir, la estupidez y maldad al servicio de los poderosos.
Este editorial tendría muchos más lectores si los titulares fuesen más optimistas o festivos y si el contenido escrito no fuese a menudo algo triste. Aunque algunos no lo creáis, soy una persona optimista, creo que el mundo está mejor que en los siglos pasados y que debemos entre todos, pugnar por una sociedad más justa y libre, y estoy seguro que se conseguirá.
Dicho de forma sucinta los enemigos de la sociedad son la estupidez, la maldad y la codicia que están también entre nosotros pero agigantada en los autócratas y la plutocracia tecnológica, que solo aspira a incrementar sus riquezas y prepara un futuro para una minoría de la población mundial.
Debemos engendrar una ola de resistencia a la estupidez malsana del poder y lo haremos eligiendo mejor en el momento de nuestro voto, uniéndonos, estudiando, formándonos, limitando la dependencia de los dispositivos tecnológicos y exaltando la solidaridad y la empatía con el prójimo. En democracia casi todos los partidos pueden contribuir a estos objetivos a excepción de aquellos que no entienden la historia del planeta, los peligros que se ciernen sobre éste, o que no defienden la igualdad, la justicia, la libertad y la solidaridad humana.
Bueno amigos, en Sinapsis tenéis para leer hoy los siguientes temas:
- Editorial . “Mirada poliédrica”
- La ofensiva reaccionaria. R. Jáuregui
- Historias de la Ciencia. Entrega nº 16. F. Soriguer
- La paradoja medioambiental. A. Actis Fernández
- Nuevas tecnologías. ¿Hacia una sociedad estúpida?. S. McBain
- El sueño de la inmortalidad. M. Toro Nader
- Mentes geniales. Entrevista
Comparto con vosotros un poema del malagueño Álvaro García y otras tres piezas musicales que os harán mejor el día. Al final del texto un breve escrito de M. Vicent.
Queridos amigos, espero que estéis bien. Cuidaos. Un abrazo a todos.
Situación. Poema de Álvaro García
Hablar de nada es, hoy, hablar de mucho.
No va a llover por más que tú analices.
Mantente, pues, a un lado y piensa en Beckett:
no hay nada que decir ni que escribir,
pero es imprescindible expresar eso.
Nadie respira porque le apetezca.
Si las palabras deben respirar,
que emigre este poema hacia sí mismo
y sea el verde sol del árbol solo.
La poesía tal vez sea un oxígeno,
un subir a por aire necesario
para bajar después a lo de siempre.
Te acuerdas de Mondrian y sus silencios,
tan plenos, tan callados, tan hablantes.
Lo mismo que él, solista del color,
tendrías que decir hoy lo que digas.
Que te perdone el día con su urgencia;
que te disculpe el hierro del instante.
Deja la actualidad, que se hace sola,
y ve al presente, que te necesita.
(De Intemperie, 1995)
https://open.spotify.com/intl-es/track/7c8EKQLv5ld1uWm1BdGqds?si=cbb9e04db4214e93
https://open.spotify.com/intl-es/track/4WVolPCP47TbLxMJT9AUPI?si=85c077bcbb164800
https://open.spotify.com/intl-es/track/7DvjnLfkuyCpKlX8OUzTuK?si=2a4b1819975b48fe
Interpretación de Tasmin Little
Para terminar, una reflexión de Manuel Vicent sobre las diferentes formas de la belleza, del arte y más cosas...
La belleza perdida
MANUEL VICENT
https://lectura.kioskoymas.com/article/282260966709585
Existe un lugar donde permanece en el aire toda la poesía, la literatura, la filosofía, el arte y la ciencia que se ha perdido desde el inicio de la historia. En ese lugar están los versos de los poetas de la antigüedad escritos en papiros que tal vez se comieron las cabras; las preguntas de Sócrates en el ágora de Atenas que no fueron recogidas por Platón; los discursos que lanzaban desde la tribuna los senadores romanos y no constan en los anales de Tito Livio; toda la sabiduría que el incendio de la biblioteca de Alejandría redujo a cenizas; los augurios favorables de los oráculos; los cuentos y fábulas que se contaron en las esquinas de Esmirna y quedaron fuera de Las mil y una noches; los cuadros que dejaron de pintar Botticelli y Leonardo; lo que quiso escribir Voltaire y se quedó en el tintero.
En ese lugar están también todas las palabras que nunca se han juntado, que nadie ha pronunciado, que nadie ha escrito ni tampoco ha conseguido descifrar. De lejos parece que ese lugar está rodeado de alambradas, pero si te acercas te darás cuenta de que no son alambradas, sino líneas de un pentagrama lleno de notas musicales. Cuando se mueve la brisa empieza a sonar toda la música que se ha perdido, la de aquel primate que sopló el perfil de una hoja seca y simuló el canto de un pájaro; la de los pastores de la Arcadia que sacaron la primera música de una caña; la de la mandolina de los juglares al pie de las almenas medievales, hasta la parte del réquiem que Mozart dejó sin componer.
En ese lugar solo habla el viento, pero hay que saber escucharlo para entender lo que dice. Si uno accede a ese lugar podrá oír que el viento te dice que allí están también todas las vidas que pudiste vivir y no has vivido, lo que pudiste ser y no has sido, un héroe, un asesino, un artista, un magnate, un mendigo. Entre las infinitas formas de vivir, las que no viviste permanecen allí en el aire con todos los sueños perdidos. En ese lugar está esa parte oscura que ahora habitas y no la recuerdas.








Pepe, no recuerdo bien la frase que alguien dijo, pero rezaba algo como que "debajo de la piel de un pesimista se encuentra un optimista herido por la realidad"... En absoluto son pesimistas tus editoriales, sino llenas de humanidad y sentimiento que, precisamente, es lo que nos falta en general cotidianamente, y afortunadamente llegas tú cuando menos lo teníamos presente y, como siempre has hecho desde que te conozco, nos lo vuelves a recordar.
ResponderEliminarY el ser humano, migrante por definición en muchos sentidos, ¡qué efímera y vaga memoria cegada por la vanidad y la intulsticia!